Coronavirus
La clóchina valenciana confía en el tirón del consumo
De momento la venta está saliendo con la gran distribución, pero no con los restaurantes que está cerrados
Con el inicio del estado de alarma por la pandemia del coronavirus empezó la cosecha de la clóchina de Valencia, que espera producir más de un millón de kilos y facturar unos tres millones de euros, similar al año pasado, y confía en un “tirón” del consumo tras el confinamiento para salvar la temporada.
Los trabajadores que faenan la casi veintena de bateas o viveros que cultivan este molusco autóctono en los puertos de Valencia y Sagunto empezaron “con total normalidad” la campaña el 16 de marzo, con la única diferencia de que, a sus habituales guantes y delantales, suman ahora mascarillas y mayor distanciamiento.
Así lo explica el presidente de la Agrupación de Clochineros de Valencia y Sagunto, José Luis Peiró, que asegura que de momento, la venta “está saliendo” con la gran distribución, pero ante el cierre de la restauración, teme que “la pandemia impida que se complete toda la venta”.
Explica que como servicio esencial, funcionan “normalmente aunque con la dificultad añadida de cómo realizan el trabajo en los viveros”, por las medidas de protección que exige el estado de alarma, aunque incide que ya usaban “guantes y mandiles de protección porque el trabajo se hace en el mar y ahora tienen que llevar mascarilla”.
Además, comenta que los viveros tienen entre 450 y 540 metros cuadrados de superficie, por lo que se puede "mantener el distanciamiento sin problemas", y en los barcos que van a cosechar la clóchina "solo van cinco o seis personas, incluido el capitán".
Tirón del consumo
“La campaña ya estaba preparada cuando comenzó la pandemia y el producto listo, y lo único que puede afectar es que no haya un consumo que tire del producto y cuando llegue verano y las aguas se calienten, se pierda la clóchina que no haya sido recolectada y vendida”, advierte. Este singular manjar valenciano, cuyas técnicas de cultivo perduran más de 120 años, tiene un menor tamaño que el mejillón pero es más sabroso y destaca por sus propiedades nutricionales porque es rico en vitaminas, calcio, hierro, potasio, fósforo, magnesio y omega 3.
Este molusco bivalvo cultivado en la Comunitat Valenciana también se diferencia del mejillón por su carácter estacional, así como por su escasa manipulación durante su cultivo y un minucioso procesado en el acondicionamiento de la cosecha.
De hecho, explica Peiró, se cultiva solo desde final de marzo o abril hasta "agosto como mucho" porque con los 28 grados que alcanza el agua, la clóchina muere y se pierde, aunque el año pasado duró una semana más porque la primavera "fue benévola y tardó más en calentarse el agua".
La venta de la actual campaña empezó a comercializarse en grandes superficies de distribución como Consum, Carrefour, Makro y Alcampo “y ahora poco a poco ya va a llegar a los mercados y pescaderías”, donde se podrá encontrar desde este martes.
“La producción rondará el millón de kilos (un 5 por ciento más) y una facturación media de tres millones. Lo que no sabemos es si con esta pandemia y al estar la restauración cerrada será más complicado sacarlo todo y si la gente consumirá igual después del confinamiento”, sostiene.
Detalla que todos los días se hacen extracciones en los viveros y posteriormente, se lleva el producto a la depuradora y de ahí se comercializa, y "normalmente se suele extraer en función de la previsión de la demanda de esa semana pero -alerta- si al final no hay demanda, se quedaría en los viveros".
“Si empiezan a dejar salir a la gente a la calle, creo que se podría reactivar el consumo; si no, sería un problema y la venta no será igual”, concluye.
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