Estado de alarma
El confinamiento ha reducido el ruido en las calles un 80 por ciento
En la ciudad se puede oír de nuevo el canto de los pájaros
El confinamiento obligado al que se ha visto obligado la mayor parte de la población española ha reducido los niveles de ruido hasta un 80 por ciento en las grandes ciudades, lo que redunda en un mayor bienestar para la ciudadanía, según los expertos.
En declaraciones con motivo del día internacional de concienciación sobre el ruido, la decana del Colegio de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación de Valencia, Susana Bañuelos, considera que este hecho debería promover una reflexión colectiva sobre las consecuencias negativas de la exposición a ruidos excesivos y la necesidad de reducir estos niveles progresivamente.
"En apenas un mes, la reducción de la contaminación general ha sido más que evidente, y un claro ejemplo es que podemos escuchar el canto de los pájaros sin la necesidad de salir de la ciudad -explica-. La contaminación acústica de las ciudades ha sufrido una caída en picado desde el inicio de la cuarentena debido a la reducción más que notable del tráfico rodado y la paralización laboral y de actividades de ocio".
Según detalla Susana Bañuelos, los monitores de las grandes ciudades registran reducciones entre 5 y 10 decibelios, diferencias a nivel acústico "muy destacables, pero coyunturales".
"Obviamente, nadie desea que se alargue esta situación de crisis sanitaria actual, a pesar de que ofrezca la pequeña ventaja de disponer de ciudades más tranquilas. Pero considero que esta experiencia se podría utilizar para tratar de convertir estas ventajas vividas en beneficios a largo plazo, con la finalidad de hacer que el mundo posterior al coronavirus sea mejor que el precoronavirus", detalla.
"El ruido excesivo es segunda causa de origen ambiental que provoca más alteraciones en la salud después de la contaminación atmosférica", explica esta experta.
Entre los efectos negativos de la exposición a ruidos elevados se encuentra el estrés, la perturbación del sueño, disminución de la concentración, irritabilidad, alteración de la presión arterial, alteración del ritmo cardíaco o estados depresivos, además de la pérdida de audición.
"España es el país de Europa con mayores índices de ruido y el segundo del mundo, después de Japón, pese a que desde hace más de una década contamos con la Ley del Ruido, además de normativas locales y autonómicas para combatir este problema", advierte a Efe Bañuelos.
Por ello, insiste en que la solución a este problema debe ser abordada no solo desde la educación ambiental, concienciación y colaboración ciudadana, sino también desde una implicación decidida y eficaz de las Administraciones competentes para que el cumplimiento de la legislación existente sea real.
"Desde mi punto de vista, por parte de las administraciones cabría poner mayor hincapié en la exigencia de petición de las figuras existentes que establece la legislación (mapas, estudios e inspecciones acústicas) y que esas figuras sean desarrolladas por profesionales especialistas", defiende.
Esa, a su juicio, “es la única forma para que las medidas que se adopten consigan soluciones eficaces y sostenibles de minimización y control del ruido”.
✕
Accede a tu cuenta para comentar