Pablo Casado

Casado, decisión trascendente

No debe sucumbir a presiones, el dominio de la Justicia constituye uno de los tres objetivos prioritarios de la izquierda

El presidente nacional del PP, Pablo Casado, no debe sucumbir a las presiones de Pedro Sánchez y de Carlos Lesmes para llegar a acuerdos sobre la remodelación del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y con ello entregar definitivamente la Justicia, uno de los tres pilares del Estado de Derecho, al comunismo de Podemos y al independentismo.

Así se lo han comentado a mi amigo Rogelio en alguna asociación de jueces, que argumentan “si Casado participa en esa operación, se acabó la Justicia”. La introducción en el jeroglífico del actual presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Lesmes, la fundamentan en asegurarse el pase al Tribunal Constitucional, tradicional en cada remodelación de los órganos judiciales. Así lo perciben y lo indican en amplios colectivos de magistrados.

De ahí que hayan traído cierta tranquilidad a las mencionadas organizaciones las líneas publicadas el pasado domingo en LA RAZÓN por el director, Francisco Marhuenda “es disparate que el PP se someta y alcance acuerdos que abran paso a la izquierda radical y al independentismo en el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional”.

El dominio de la Justicia constituye uno de los tres objetivos prioritarios de la izquierda: la marginación de la derecha del mapa político español, el control de la Justicia y la eliminación de la Monarquía. Ello cerraría un círculo mágico para convertir a la sociedad en un rebaño adocenado y sumiso. No olvidemos el movimiento protagonizado por Sánchez, ajeno a cualquier dosis de pudor y dignidad, cuando nombró fiscal general del Estado a su ministra de Justicia, Dolores Delgado.

Lo dicho, Pablo Casado ha de pensar en las consecuencias que acarrearía una cesión en tan trascendental capítulo por más “platos de lentejas” en forma de cargos que desde el otro lado se le muestre a modo de seducción. Así es la vida.