Medio Ambiente
L’Oceanogràfic documenta una inmersión de una ballena durante cuatro horas
La zifio de Cuvier es una ballena de pequeño tamaño y difícil de ver
La zifio de Cuvier es una ballena de pequeño tamaño que, según los cálculos de expertos, no podría estar sumergida más de media hora, aunque un estudio con participación de la Fundación Oceanogràfic de València documentó un inmersión de 3 horas y 42 minutos.
El estudio, que publica la revista Journal of Experimental Biology, destaca este tiempo como un récord de inmersión para estos animales, que pueden alcanzar profundidades de casi 3.000 metros y que solo deberían permanecer sumergidas unos 33 minutos antes de que se les acabe el oxígeno.
Las zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris) es un animal difícil de ver pues pasan poco tiempo en la superficie, una media de dos minutos, lo que hace complicado marcarlas para su seguimiento, el cual se realizó en aguas del cabo Hatteras, en Estados Unidos.
Los breves períodos en la superficie también limitaron el tiempo disponible para transferir la información a un satélite cada vez que los animales regresaban de una inmersión, señala un comunicado la organización The Company of Biologist.
Durante cinco años el equipo registró más de 3.600 buceos de estos cetáceos en busca de alimento, cuya duración osciló entre 33 minutos y 2 horas y 13 minutos, todos ellos muy por encima del límite en que se pensaba que se quedaban sin oxígeno. “Realmente nos sorprendió que estos animales sean capaces de ir tan lejos, más allá de lo que las predicciones sugieren que deberían ser sus límites de buceo”, señaló uno de los firmantes del estudio Nicola Quick, de la Universidad de Duke (EE.UU).
Pero las zifio de Cuvier tenían reservadas otras sorpresas, pues el equipo registro una inmersión que duró casi tres horas y otra de 3 horas y 42 minutos.
Quick destacó que, al principio, no podían creerlo, pues estos animales son mamíferos y “parecería increíble que cualquier mamífero pasara tanto tiempo bajo el agua”. Quick y otro de los firmantes Andreas Fahlman, de la Fundación Oceanogràfic de València, consideran que estos animales pueden tener un metabolismo excepcionalmente bajo, unas reservas de oxígeno “mayores de lo habitual” y la capacidad de soportar la acumulación de ácido láctico urticante en sus músculos cuando las inmersiones superan los 77 minutos
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