Gastronomía

El sueño de la normalidad, tránsito a la realidad

Comenzamos a gobernar la agenda gastronómica como antesala a la desfibrilación horaria y al capítulo final de las limitaciones

Un estado de trance y ánimo culinario nos invadirá para explorar los establecimientos abanderados de la Comunidad Valenciana
Un estado de trance y ánimo culinario nos invadirá para explorar los establecimientos abanderados de la Comunidad ValencianaLa RazónLa Razón

Hay una inercia irrefrenable que nos lleva asomarnos al verano apurando el epilogo primaveral. Un eslalon gastronómico se precipita ante nosotros mientras se aproxima la normalidad deseada y los contrabajos de la restauración percuten, de manera rotunda, en una sincronía abierta para todos los establecimientos. La ciudad vuelve a convertirse en un tablero de ajedrez formado por múltiples bares, restaurantes y terrazas que dirimen sus diferencias al compás del gusto de los clientes. Serán - no me atrevo a decir todavía que son - una gran mayoría de oportunidades a nuestro alcance.

En resumidas cuentas, la situación actual nos manda un mensaje claro que el futuro de un buen número de bares y restaurantes generalistas ha pasado por el algoritmo de la necesidad de resistir en nombre de la normalidad. Un estado de trance y ánimo culinario nos invadirá para explorar los establecimientos abanderados de la Comunidad Valenciana. El peso creciente de la gastronomía volverá a descubrirse con éxito manifiesto.

Por más que el refrán insista en lo contrario, sobre gustos hay mucho escrito, lo que para unos suena lejano para otros se convertirá en un objeto de deseo: Por mucho que haya y vengan modas hosteleras quedan pocos rituales tan claros que logren hacer algo tan creíble como recuperar la normalidad.

Aunque volveremos a comprobar, una sensación tan bien alimentada, que la paella valenciana, está por encima de todo, la oferta global

conducirá a otras oportunidades. No será necesario buscarse coartadas para jerarquizar el caudal de restaurantes donde las distintas cocinas polarizarán los encuentros y aunarán todas las voluntades.

Usos, costumbres, ritos y horarios (des)conocidos volverán a ser cercanos
Usos, costumbres, ritos y horarios (des)conocidos volverán a ser cercanosLa RazónLa Razón

El almuerzo, seguirá pesando mucho en la componenda matutina. El ‘crescendo’ imparable del aperitivo suscitará toda clase de certidumbres. El vermut se asomará de manera cotidiana para macerar los gustos mientras el tardeo se convertirá en el colágeno que genera la elasticidad de las sobremesas para seguir dándole cuerda a la revitalización de las deseadas cenas ya sin limitaciones horarias.

Solo quedaría volver a fijar la foto fija de las adhesiones incondicionales hacia las todavía prohibidas barras entre cuyas virtudes siempre destacará la fertilidad de tapas y recuperar la versatilidad perdida en algunos bares de barrio que escenificarán la realidad en diferentes grados. En definitiva, recuperar la relación sincronizada en los establecimientos de cabecera, sin área de descanso favorita, lo que se dice alternar sin complejos ni limitaciones.

Usos, costumbres, ritos y horarios (des)conocidos volverán a ser cercanos. No hay pasado, ni futuro, solo el presente en un trayecto de corto recorrido hacia las puertas estivales que ejercen un magnetismo desconocido al reflejar la idoneidad del futuro que se convertirá en el retrato del share de la satisfacción.

La restauración tiene la virtud de estar ahí, simplemente ahí y no hay actualidad que pueda esquivar las toneladas de demandas gastronómicas que se desarrollarán durante el próximo verano. Hay muchos argumentos a favor, ustedes tienen la última palabra. Es una buena ocasión para evitar despacharnos con un final sin fórmulas acartonadas. Solo hay una razón amarga para finalizar este recorrido, el poder efímero de este texto que obedece a imponderables del tiempo como reflejo de un deseo mil veces soñado volver a la normalidad