Economía

Del Fiesta a la crisis de los chips: 45 años de Ford en Valencia

La llegada de la factoría a Almussafes revolucionó esta localidad de 8.800 habitantes

Imagen de un trabajador en la factoría de Ford Almussafes
Imagen de un trabajador en la factoría de Ford AlmussafesBiel AliñoAgencia EFE

La planta valenciana de Ford se acerca al medio siglo de vida desde que inició la fabricación de su icónico y económico modelo Fiesta y ahora, 45 años después, ve cómo la demanda de su producción se sostiene con el Kuga tras la sacudida de la pandemia y sufre los efectos de la falta de semiconductores.

Pero también, desde Almussafes, aspira a estar en la primera línea de la movilidad eléctrica y a ser imprescindible para la compañía en Europa.

El problema de suministro de semiconductores o chips ha impactado a lo largo de este año en toda la industria automovilística y Ford incluso llegó a parar una semana completa el pasado mes de julio. A esta crisis se une el rediseño del modelo de negocio de la multinacional en Europa que ya anunció hace tres años y que genera multitud de incógnitas, hasta que se despeje, en la planta de Almussafes y su entorno industrial.

En los últimos tres años, la planta valenciana ha estado sometida a regulaciones de empleo para adaptarse a la demanda y la falta de suministros y para afrontar la pandemia, que se han aplicado a través de despidos y suspensiones temporales de empleo.

Cuarenta y cinco años dan para mucho y, desde su inauguración en 1976, ha tenido éxitos de ventas, mucha lucha sindical y también paz social en una factoría en la que trabajan 6.700 personas que han vivido crisis de todo tipo, la peor la causada por la covid, que en 2020 dejó paralizada la planta durante 7 semanas y a sus trabajadores sometidos a un ERTE tras otro.

Después de varios meses de incertidumbre, Ford Europa dio en marzo de 2021 un respiro a la continuidad de la factoría en Almussafes con el anuncio de fabricación de motores híbridos para el mercado europeo, aunque sigue preocupando la adjudicación de nuevos vehículos, que darían garantía a la plantilla, según informa Efe.

La pandemia se hizo visible en Ford el 28 de febrero de 2020, cuando en una nota interna se informó a los trabajadores de qué era el coronavirus y se daban unas recomendaciones para prevenirlo, y asestó un duro golpe, como al resto de la economía, el 16 de marzo, día en que comenzó un paro de la actividad que no se retomaría hasta siete semanas después y a un ritmo escalonado a partir del 4 de mayo.

Desde entonces la montaña rusa que ha supuesto vivir en pandemia ha afectado a los trabajadores de Ford con sucesivas suspensiones temporales de empleo y dos ERE en dos años, uno con el que 350 empleados salieron de la factoría en 2020 y otro para 630 en 2021.

Tras el primer susto que fue para todos la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno, el 1 de abril un grupo de empleados de la factoría comenzó a fabricar mascarillas para uso sanitario y posteriormente también se dedicó a los protectores faciales, contribuyendo de esta manera a ayudar a la sociedad a protegerse frente al virus.

Para sus trabajadores, la planta diseñó un extenso plan de protección que se iniciaba desde antes de salir de sus casas con la obligación de comunicar vía telemática el estado de salud.

Si en 2019 -año en que se anunció una planta de baterías y el traslado de Valencia a Norteamérica de la producción de los motores Ecoboost 2.0 y 2.3- la producción anual fue del 9,4 % menos que el anterior, 2020 se cerró con una caída del 33 % (230.000 vehículos), y para este 2021 se ha ajustado la producción a partir de abril con una disminución de la fabricación diaria de 280 unidades y jornadas enteras sin producción.

Lejos quedan los récords de fabricación de vehículos de 1991, 1999, 2001 y 2003, todos por encima de los 300.000 vehículos, y de 2004 con una doble marca, en ventas y en producción, esta última de 449.000 unidades. Hasta 2006, la planta valenciana fabricó 8,9 millones de vehículos, el 75 % destinado a la exportación, según la cifra que se manejaba en el trigésimo aniversario de la factoría, momento en que la plantilla se aproximaba a los 7.700 empleados.

Las máquinas y las manos de Ford han montado Fiesta, Mondeo, Orion, Focus, Galaxy, Escort, Ka, Kuga, Mazda 2, S-MAX y C-MAX y Transit Connect en diferentes versiones en toda su historia valenciana, que comenzó con la producción de un coche económico y de consumo moderado que llegó a ser el modelo más fabricado en Almussafes hasta 2012 y el más vendido entre 1978 y 1980, el Fiesta.

La revolución Ford

La llegada de la factoría a Almussafes revolucionó un pueblo agrícola cuyo ayuntamiento lidera hoy un plan para impulsar proyectos estratégicos relacionados con la industria automovilística a cargo de los fondos europeos.

El 18 de octubre de 1976 se inauguró la planta, de forma oficial el 25 de octubre por el entonces rey Juan Carlos; en 1990 se abrió el centro de formación y capacitación; y seis años después se inauguró el parque industrial de proveedores en el mismo municipio, situado a 25 kilómetros de la capital valenciana.

Desde aquellos primeros años, los sindicatos de una planta con una plantilla de gran volumen han sido muy combativos, como cuando en 1998 se opusieron al abuso de las horas extra y realizaron una gran manifestación por las calles de València en defensa de un convenio justo; o en el 2000, con concentraciones por un plan de viabilidad que garantizara el empleo de motores ante la sede del Gobierno valenciano.

También en 2001, coincidiendo con el 25 aniversario de la planta, en concreto en octubre, cuando 3.500 trabajadores hicieron una marcha hasta el Ayuntamiento de Almussafes por un convenio justo y días después se manifestaron en València; en 2006 con un encierro de 24 horas de delegados de UGT por la incertidumbre sobre el futuro de la factoría; o en 2009 cuando miles de trabajadores salieron a la calle para reclamar que no hubiera despidos.

Al mismo tiempo, el compromiso de los trabajadores siempre se ha hecho efectivo con las llamadas a trabajar en sábado o domingo cuando la demanda lo ha requerido, y con posiciones constructivas desde los sindicatos.

De aquí, en concreto de la sección sindical del mayoritario UGT, han salido dos secretarios generales de este sindicato en la Comunitat Valenciana, Rafa Recuenco y Gonzalo Pino, y la conexión de la marca con la sociedad valenciana ha quedado patente en numerosas ocasiones, como cuando fue escenario de una etapa de la Vuelta Ciclista a España en 2004.

La factoría ha recibido desde los diferentes gobiernos de la Generalitat continuas ayudas económicas, como los 5,2 millones para la planta de baterías eléctricas y de 1,5 millones para las inversiones vinculadas a la fabricación del Kuga, ambas en 2020.

La multinacional ha invertido alrededor de 3.000 millones de dólares desde 2011 (aproximadamente 2.535 millones de euros) en su planta de Valencia, donde más de la mitad de la producción ya es híbrida o híbrida enchufable y en el caso del Kuga llega al 60 %.

En el camino de la electrificación iniciado por las compañías automovilísticas, Valencia será donde se construya a partir de finales de 2022 el motor Duratec de 2,5 litros que se equipa en el Kuga PEHV (híbrido enchufable).

El escenario de electrificación que afronta toda la industria automovilística y la incertidumbre que planea sobre las plantas de producción ha llevado a los sindicatos de Ford Almussafes a querer proteger los intereses de los trabajadores y han propuesto una mesa de negociación que aborde el futuro de esta planta.