Sociedad
Familias jóvenes y en paro, principales demandantes de las escuelas infantiles de Casa Caridad
La mayoría tienen estudios superiores y procedencia extranjera
Familias numerosas, con progenitores menores de 35 años y en situación de desempleo son el perfil medio de los solicitantes de las escuelas infantiles de Casa Caridad, que actualmente atienden a 139 familias, a las que ofrecen un servicio gratuito para el cuidado y educación de menores entre 1 y 3 años.
La Asociación Casa Caridad cuenta con una escuela infantil en Torrent y dos en València, en las que las familias no tienen que abonar ningún gasto de matrícula, comedor, uniforme o material escolar.
Según un comunicado de la entidad, se trata de un servicio para familias con escasos recursos y, que en algunos casos, se encuentran en riesgo de exclusión social.
El perfil medio del demandante es el de familia biparental menor de 35 años, con estudios superiores, de origen extranjero, con dos o más hijos, y en la mayoría de los casos con uno o los dos progenitores desempleados.
“Ofrecemos este recurso a padres y madres que debido a sus escasos ingresos económicos se encuentran en situación de vulnerabilidad. Además de recibir una escolarización gratuita para sus hijos, se les ayuda a buscar soluciones a sus necesidades”, explica Luis Miralles, presidente de Casa Caridad.
Durante este último año, Casa Caridad ha trabajado con familias de 33 nacionalidades distintas, según las fuentes, que indican que el 17 por ciento de los progenitores atendidos son españoles, en la mayoría de los casos procedentes de la Comunitat Valenciana y se concentran especialmente en la escuela Santa Lucía de Torrent.
Respecto a las familias extranjeras, destacan las de procedencia subsahariana, África Occidental y Latinoamérica. En concreto, el 14 por ciento procede de Marruecos, el 11 por ciento de Nigeria y el 6 por ciento de Colombia y Ecuador.
“El profesorado de las escuelas trabaja en compensar los efectos que las desigualdades de procedencia, culturales o sociales pueden ocasionar para que no se altere el plan de aprendizaje y evolución de nuestro alumnado”, afirma Pablo Yániz, responsable de Trabajo Social de las Escuelas Infantiles.
Nivel de estudios y desempleo
Según los datos de Casa Caridad, más de la mitad de los progenitores tiene estudios secundarios o ha terminado el bachillerato, mientras que el 33 por ciento ha finalizado los estudios primarios.
No obstante, tres de cada cuatro mujeres y el 33 por ciento de los hombres se encuentra en situación de desempleo.
Este escenario tiene como consecuencia que un 19 por ciento de las familias entrevistadas no cuente con ingresos y se vea obligada a sobrevivir de las ayudas puntuales de centros municipales de servicios sociales, de otras entidades o de amigos y familiares.
Familias jóvenes y biparentales
El estudio elaborado por los trabajadores sociales de Casa Caridad recoge que el 58 por ciento de las familias atendidas por la ONG son especialmente jóvenes y tienen entre 18 y 35 años.
Respecto al modelo de familia, el 59 por ciento son biparentales aunque han aumentado considerablemente el número de familias monoparentales respecto al año anterior, pasando de un 28 por ciento a un 41 por ciento.
En cuanto al número de hijos, el 66 por ciento de las familias tiene dos o más hijos y un tercio de ellas son numerosas.
Además, la mitad de las familias atendidas vive en pisos de alquiler mientras que el 20 por ciento lo hace en habitaciones de alquiler y suelen ser familias monomarentales.
“Muchas de estas familias tienen problemas para hacer frente a los gastos que conlleva una vivienda y para respaldarlas contamos con el programa de Ayudas Sociales”, apunta Pablo Yániz.
Los Centros de Educación Infantil también sirven para atender a las familias y trabajar con ellas en planes para mejorar su situación social y laboral.
“Llevamos muchos años trabajando en la educación de estos niños, pero también con sus padres y madres a través del programa Escuela Familia con talleres formativos y de orientación laboral para responder a sus necesidades emocionales y sociales, y perfeccionar sus habilidades y capacidades para mejorar su calidad de vida””, concluye Yániz.
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