Música
La clave del éxito del director de la Orquesta de la Comunitat: equilibrio entre tradición y modernidad
Gaffigan: “He escuchado ‘Wozzeck’ en París y en Nueva York, y esta orquesta lo resuelve mucho mejor”
Lleva solo un año al frente de la Orquesta de la Comunitat Valenciana pero James Gaffigan va marcando hitos en el Palau de les Arts, buscando un equilibrio en la programación entre tradición y modernidad con el único objetivo de emocionar al público. Esa es la clave del éxito.
Gaffigan, nacido en Nueva York pero residente en Europa, asegura también que la OCV se ha convertido ya en destino final para músicos de todos el mundo que aspiran a una plaza, y que uno de los objetivos que se ha marcado es recuperar obras de compositores españoles actuales, y valencianos en particular, que todavía están inéditas.
La recuperación del Festival del Mediterráneo, creado por Zubin Mehta cuando se puso en marcha el Palau de Les Arts en 2005 no le parece una idea descabellada aunque siempre que haya empresas patrocinadoras fuertes, y en la Comunitat Valenciana las hay en el sector del azulejo y la distribución comercial, por ejemplo.
Balance de su primera temporada
Como responsable musical de Les Arts, Gaffigan asegura que tanto él como Jesús Iglesias Noriega, como director artístico, arriesgaron mucho al incluir el Réquiem de Mozart/Castellucci y la ópera “Wozzeck” en la programación de la temporada 2021-2022 porque no son obras habituales, pero “el público está respondiendo bien -recalca- y es esencial que disfrute con lo que le estamos ofreciendo”.
“Estoy orgulloso porque el coro, en el Réquiem, tuvo que cantar con mascarilla y bailar, y la orquesta, en ‘Wozzeck’, hizo una gran ejecución a pesar de que era la primera vez que afrontaban un repertorio de música de vanguardia. Era un desafío y se superó de forma notable”.
El maestro reconoce que “diez personas abandonaran la sala, probablemente porque esperaban un tipo de música como ‘La Bohème’, pero estoy impresionado porque ha habido gente que ha venido no solo una vez, sino varias. Y sobre todo por la respuesta del público joven en el preestreno, el mejor que haya tenido nunca una ópera como esta”.
“Cuando la gente va al cine no siempre va a ver comedias, dramas o películas de terror sino que hay una alternancia. En el caso de la ópera ocurre lo mismo. Hay momentos que te apetece algo más dramático y en otro momento te apetece algo más moderno, más reciente. La gente quiere ese equilibrio en las propuestas”, subraya para apuntar: “Todos, en algún momento, tenemos que llorar”.
Al principio de estar al frente de la Orquesta Sinfónica de Lucerna “la gente no quería escuchar música nueva, les costó dos o tres años en confiar en lo que nosotros les proponíamos. Pero, aunque hubiese algo que no les acabase de gustar, volvían porque sabían que encontrarían propuestas que les iban a gustar”.
La OCV, entre las mejores
Para este director afincado en Oslo “no es ninguna exageración” considerar a la OCV como una de las mejores de España, “al contrario, es una realidad”, asegura y lo argumenta: “He escuchado ‘Wozzeck’ en París y en Nueva York, y esta orquesta lo resuelve mucho mejor”.
“La diferencia -agrega- es que ciudades como Múnich o Viena tienen una tradición. Aquí la orquesta no tenía influencias previas, y por tanto estaban totalmente abiertos. Al principio estaban un poco en ‘shock’, pero fuimos trabajando y estoy sorprendidísimo de lo bien que han conseguido tocar una pieza tan difícil”.
Y Gaffigan no ahorra elogios: “Es verdad que es una orquesta en la que sus músicos se consideran buenos, pero creo que no saben hasta qué punto están tocando bien esta obra”.
Otro punto de interés es la estabilidad en la plantilla de la orquesta: “En el año que llevo aquí hemos contratado ya once cuerdas, incluida una viola. Están viniendo músicos de la Covent Garden, de la Suisse Romande... La ultima semana hemos añadido a la plantilla un flauta, un trompa y una trompeta, y un solista de chelo, y la mayoría de ellos españoles”.
Paso a paso, la OCV va cimentando su prestigio: “Al principio, cuando se creó esta orquesta por parte de Lorin Maazel y Zubin Mehta, reunieron a músicos extraordinarios, pero tenían como objetivo ir luego a tocar a Múnich, a Berlín, a otros destinos. Ahora, al contrario: ya tenemos a músicos que vienen aquí como destino final”.
“En sus inicios, era más como una orquesta de festival donde se hacían cosas grandiosas y muy buena música, pero no se tenia en mente la idea de construir una orquesta consolidada. En la actualidad, para que un teatro de la ópera pueda sobrevivir, hay que mantener una orquesta que aporte cosas a la comunidad”.
Sobre el repertorio sinfónico de la OCV, James Gaffigan se sorprende de que, por ejemplo, haya obras de Oscar Esplá que ninguna orquesta las haya grabado, y que no se haya interpretado nunca obras de compositores actuales de la Comunitat Valenciana. “Tenemos planes para incorporarlos”, pero ofreciendo también a Mozart, Beethoven y Brahms, matiza.
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