Incendios
Bejís, el accidente de tren sin culpables reconocidos
Casi tres semanas después de que un convoy se encontrara frente a frente con las llamas, nadie ha admitido ser responsable de no cortar la circulación
16 de agosto de 2022. 16:23 de la tarde. Un tren sale desde la Estación del Norte de Valencia -un minuto más tarde de lo previsto- con destino Zaragoza y 30 pasajeros a bordo, que esperan llegar al final de su trayecto a las 21:18 horas. No saben que eso no va a pasar. A las 17:54 la maquinista del tren, Sonia, una aragonesa con años de experiencia, se ve obligada a detener el convoy ante la presencia de una «lluvia de cenizas» en la vía, entre las estaciones de Masadas Blancas y Barracas, cerca del incendio que se había iniciado el día anterior en la localidad castellonense de Bejís.
Cuando pregunta a sus mandos superiores si saben de algún incendio cercano, estos le dicen que no han recibido notificación alguna. Ella les comunica entonces la decisión de retroceder hasta la estación de Caudiel, puesto que no tiene buena visibilidad ni la certeza de que atravesar dicho tramo sea seguro. Sus superiores le dan el visto bueno, y acto seguido comunican la incidencia al Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat valenciana. Son más de las 18:05 de la tarde, han pasado tres horas desde que la localidad de Bejís ha sido evacuada ante la enorme virulencia del fuego. Tres horas en las que nadie pensó que había que cortar la circulación ferroviaria en la zona.
Lo que ocurrió después de la llamada de la maquinista a su centro de mando, es ya conocido por casi todos. Aunque durante su trayecto a lo largo del tren para cambiar de cabina y dar marcha atrás, la maquinista intentó tranquilizar a los pasajeros, algunos de ellos entraron en pánico ante la proximidad de las llamas y rompieron varias ventanas para acceder al exterior del tren.
La maquinista tuvo que activar el freno de emergencia, por lo que la operación de retroceso se demoró. En su trayecto hacia Caudiel, para hasta siete veces para recoger a algunos de los pasajeros que habían bajado del convoy, muchos de ellos con heridas por quemaduras, incluida la propia maquinista, que sigue de baja.
En el incidente resultaron heridas 15 personas, dos de ellas siguen hospitalizadas graves, y podría haber sido mucho peor. La pregunta que todo el mundo se hace desde aquel momento es, ¿por qué no se había cortado la circulación ferroviaria en una zona afectada por uno de los peores incendios en la historia de la Comunidad Valenciana? ¿cómo pudo llegar aquel tren a estar frente a frente con el incendio?
Desde aquel 16 de agosto nadie ha sabido dar una respuesta clara. El primer actor implicado en proporcionar una explicación fue la propia Renfe. Aquel mismo día explicó que nadie les había comunicado la existencia del incendio, ni mucho menos, dado la instrucción de cortar la circulación. Ya en aquel momento, la empresa pública defendió la actuación de la maquinista, de quien decían que había sabido manejar la situación con una gran calma y profesionalidad.
Al día siguiente, en un comunicado oficial, la empresa de transportes ratificaba su versión y añadía que son los cuerpos y fuerzas de seguridad quien deben pedir la suspensión de la circulación porque «son quienes tienen conocimiento de incidentes en el entorno que afectan a la vía».
Habría que esperar hasta el jueves 18 para tener una versión «oficial» de algún cargo de la Generalitat valenciana. Aquel día el secretario autonómico de Emergencias, José María Ángel, declaraba en una entrevista a la televisión pública valenciana que «más allá de tecnicismos y de la información que en algún momento no llegó, si veo llamas, si hay un centro de emergencia de Adif, creo que hay alguna capacidad de tomar una solución y una respuesta». Es decir, vertía la responsabilidad sobre la maquinista que, según Ángel, tenía la capacidad para decidir qué hacer en dicha situación.
Aquel mismo día, el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, preguntado al respecto, recordó que había «versiones opuestas» de los sucedido y que había que «investigar».
En aquel momento Puig ya apuntó al principal argumento que se ha venido esgrimiendo desde entonces para justificar la falta de aviso desde Emergencias: las condiciones climatológicas fueron tan cambiantes durante el incendio que hubo que tomar decisiones muy rápidas y nada hacía prever que el incendio adquiriera aquella agresividad.
Lógicamente, desde la oposición, tanto en Madrid como en Valencia, se pidieron responsabilidades de manera inmediata y, por supuesto, la comparecencia de los máximos cargos representantes políticos de los actores implicados en el accidente.
Finalmente, dos semanas después, a petición propia y de los grupos de la oposición, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, compareció el martes de la pasada semana en el Congreso de los Diputados para explicar, básicamente, lo que ya ha había dicho Renfe el primer día: ellos no sabían nada del incendio, nadie les avisó de cortar la circulación y la maquinista actuó correctamente, siguiendo todos los protocolos internos de emergencias. Sánchez recordaba, al igual que Renfe, que la responsabilidad de dicha comunicación recae sobre los servicios de Emergencias, dependientes de la Generalitat valenciana.
Al día siguiente todo el mundo miraba hacia Les Corts valencianas. Allí comparecía la consejera de Justicia, responsable directa del servicio de Emergencias, Gabriela Bravo. Lo hacía a petición propia para explicar lo sucedido aquel día. Y la responsabilidad volvía a pasar de mano, como un patata caliente.
En este caso, Bravo apuntó al director del Puesto de Mando Avanzado, un técnico que, según explicó la propia consejera, es «el responsable máximo del incendio y de «adoptar las medidas más convenientes para las personas, los bienes, el medio ambiente y el personal de los servicios de extinción, así como de trasladar las órdenes de evacuación, confinamiento, etc». Es decir, Emergencias no avisó a Adif, porque los Bomberos no avisaron a Emergencias.
De este modo, y a la espera de conocer el resultado de la investigación que está llevando a cabo la Guardia Civil, por ahora nadie se hace responsable de que un tren con 49 pasajeros se encontrara frente a frente con uno de los peores incendios de los últimos años en España.
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