Política

2023: el año electoral en el que todo puede pasar en la Comunidad Valenciana

La dimisión de Mónica Oltra ha transformado un panorama político valenciano que llega exhausto al maratón electoral

El president de la Generalitat, Ximo Puig,en la imagen junto a Francesc Colomer, Sandra Gómez, Herick Campos, Toni Mayor y Carlos Mazón, asisten a la feria de turismo World Travel Market de Londres
El president de la Generalitat, Ximo Puig,en la imagen junto a Francesc Colomer, Sandra Gómez, Herick Campos, Toni Mayor y Carlos Mazón, asisten a la feria de turismo World Travel Market de LondresBiel AliñoAgencia EFE

Un político del Botànic y que ostenta un importante puesto institucional reflexionaba en voz alta sobre el panorama político con el que se cierra 2022 y sobre todo, lo que viene para este 2023 recién estrenado. Recordaba que el segundo Gobierno de coalición de izquierdas en la Comunitat Valenciana se mantuvo por 40.000 votos de diferencia.

La cifra, ajustada, parece irrelevante cuando la legislatura está a punto de acabar, pero preocupa a los partidos que ostentan el poder y empuja a los que quieren acceder a él.

Sin duda, el momento político más relevante en la Comunitat Valenciana y el que más consecuencias puede arrastrar en el año electoral que acabamos de inaugurar- habrá elecciones autonómicas, municipales y generales- fue la dimisión de Mónica Oltra.

El 31 de diciembre se cumplió un año de una noticia judicial que supondría el fin de su era. Mientras muchos preparaban las uvas se conocía un auto de la Audiencia de Valencia en el que se ordena esclarecer la actuación de cuatro funcionarios de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, la que era titular Mónica Oltra.

Acabaron imputados 15 personas, más la propia Oltra y aunque dijo que no dimitiría, el 21 de junio, seis meses después, anunciaba que se marchaba porque si se quedaba, el pacto del Botànic peligraba. «Ganan los malos», dijo en una rueda de prensa entre lágrimas.

Compromís se recolocó y la sustituyó por Aitana Mas, aunque para la candidatura a la Generalitat, han apostado por el diputado nacional Joan Baldoví.

En la tercera pata del Botànic, en Unides Podem, con el vicepresidenteHéctor Illueca como candidato, intentan moverse lo menos posible para que lo ocurre en el ámbito nacional les pase la menor factura posible.

Mientras, los socialistas explotan la figura del presidente Ximo Puig para hacerse fuertes, para hacer ver que el PSPV puede volver a ser el partido más votado.

Sin embargo, en las últimas semanas el caso Azud, ha destapado sospechas sobre la manera en la que se financió el PSPV en el pasado. La cuestión es saber hasta dónde llegan esas prácticas y qué factura le pasará.

Con Ciudadanos en descomposición, el PP que preside Carlos Mazón, aspira a acaparar todo el voto de la derecha y del centroderecha para tener la máxima fuerza a la hora de negociar con Vox para acceder a la Generalitat. Lo hará con un candidato, Carlos Flores, que sin entrar en campaña ha sido ya protagonista de una importante polémica.

En 2002 fue condenado por violencia de género, se le impuso una pena de un año de cárcel y una multa de 6.000 euros por maltratar psicológico a su ex mujer.

El CIS de diciembre da al PSPV un apoyo del 24,3 por ciento de los votos en las elecciones autonómicas y el PP sería la segunda fuerza más votada con un 22,9 por ciento. La diferencia entre ambos se ha acortado y pasa de 1,4 puntos a los 5 de hace cuatro años.