Meteorología

El cambio climático cuesta ya casi 300 millones a la agricultura valenciana

Las adversidades climáticas son cada año más virulentas y sus efectos no siempre están cubiertos por el seguro

Un trabajador recolecta nectarinas en un campo en Carlet, Valencia
Un trabajador recolecta nectarinas en un campo en Carlet, ValenciaAna EscobarAgencia EFE

Poca gente se atreve ya a negar una realidad que es cada año más palpable. El cambio climático ocasiona multitud de fenómenos meteorológicos extraordinarios, extraños, adversos y muy radicales, como temporales de agua y viento (las ya famosas DANA), temperaturas muy elevadas o sequías. Todos estos acontecimientos climáticos son verdaderos enemigos para un sector como la agricultura, completamente expuesto a las adversidades climáticas, de las que muchas veces depende que haya una buena o una mala cosecha.

De hecho, según la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) las pérdidas ocasionadas por anomalías climáticas durante 2022 en la agricultura valenciana ascienden a 285 millones de euros. Los principales cultivos de la Comunitat Valenciana (cítricos, uva, olivar, almendra, arroz, caqui, etc.) sufrieron importantes mermas de producción debido a distintas adversidades climáticas: heladas primaverales, falta de horas de sol, lluvias persistentes y torrenciales, pedrisco, sequía… Además, algunos de estos siniestros no estuvieron cubiertos por el seguro agrario, lo que dejó a miles de productores sin indemnizaciones económicas.

El invierno se caracterizó por unas temperaturas anormalmente altas y por falta de lluvias. Sin embargo, la entrada de la primavera incluyó una ola de frío ártico, un periodo de dos meses y medio de precipitaciones persistentes y escasez de horas de sol que provocaron problemas de floración y cuajado en los cultivos. Los daños supusieron más de 150 millones en 120.000 hectáreas de cítricos, almendras, frutas de hueso, caquis y hortalizas, así como el retraso de las labores de siembra en el arroz y la chufa.

En mayo y julio se produjeron tormentas de pedrisco, las cuales afectaron cerca de 10.000 hectáreas, principalmente de viñas, en las comarcas de Utiel-Requena, La Costera y Vall d’Albaida. A lo largo del verano se mantuvo una severa sequía que en las producciones de secano recrudecieron los descensos de cosecha y en las producciones de regadío elevaron los costes energéticos para regar las explotaciones. La última adversidad de relevancia fue la DANA de mediados de noviembre que provocó 15 millones de pérdidas en cultivos e infraestructuras agrarias en L’Horta Nord, Camp de Túria y La Plana Baixa de Castellón.

La lacra de los robos

Por otra parte, desde AVA alertaron ayer que la lacra de los robos y de la delincuencia en el campo sufre una escalada tanto en intensidad como en gravedad de los daños. El último ejemplo tuvo como víctima al delegado de AVA-ASAJA en Vinaròs, Luis Santos, quien ha interpuesto una denuncia a la Guardia Civil porque los ladrones asaltaron su caseta de campo, sustrajeron varios objetos agrarios de valor y, posteriormente, prendieron fuego a la nave destrozando los materiales que quedaban y dejando la infraestructura totalmente inutilizada.

Tras forzar la puerta metálica, los asaltantes robaron herbicidas, abonos, tres mochilas de aplicación de productos fitosanitarios, aperos agrícolas y materiales de riego (electroválvulas, ordenadores, filtros y tuberías) cuyo valor económico superan los 7.000 euros.

Pero, no teniendo suficiente con este robo, decidieron quemar toda la caseta de campo de unos 30 metros cuadrados que está rodeada de naranjos en el término de Vinaròs, al norte de la provincia de Castellón. Las llamas echaron a perder lo poco que quedaba en el almacén y obligan al agricultor a reconstruir las paredes y la totalidad del techo, lo que añadirá a las pérdidas ocasionadas más gastos si finalmente opta por reparar la infraestructura.

Según cálculos de AVA-ASAJA, los robos y delitos cometidos en el sector agropecuario de la Comunitat Valenciana han provocado en el último año un impacto de 25 millones de euros y representan un problema que no deja de crecer año tras año.