
Agricultura
Los agricultores alertan de la amenaza de la plaga de conejos a los campos
Afecta especialmente a la vid, naranjos y frutales

Cuando los agricultores de la Comunitat Valenciana empezaron a detectar que el incremento exponencial y descontrolado de la fauna salvaje provocaba daños significativos en sus campos, el conejo de monte era la especie cinegética que más preocupaba por su mayor cantidad y presencia en la superficie agraria, tanto en el interior como en el litoral autonómico. Con el paso de los años, el jabalí y, en menor medida, otros animales silvestres como las cabras montesas y corzos han ido mordisqueando protagonismo al conejo. No obstante, si bien nunca ha dejado de ocasionar perjuicios, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta de una “multiplicación extraordinaria de conejos a lo largo de este año que vuelve a poner en el punto de mira su tremendo impacto sobre la agricultura valenciana y española”.
La plaga de conejos causa daños especialmente graves en los viñedos (desde que surgen los primeros brotes verdes de las cepas, diezmando la producción de la próxima vendimia), en los naranjos (al roer todo el contorno de los troncos, sentencian a muerte el arbolado porque cortan la circulación de la savia elaborada), en los plantones de frutales, cítricos y olivos (incluso en aquellos casos que se han instalado mallas protectoras) y en las producciones de cultivos herbáceos, hortalizas, melones y sandías que se encuentran cerca de su momento de recolección.
El delegado de AVA-ASAJA en Picassent, Paco Laza, lamenta que “cada día es habitual ver muchos conejos correteando por los huertos, es una barbaridad lo que se han multiplicado. Cuando no comen hierbas, verduras o frutas, destrozan las cortezas de los árboles. Un agricultor del pueblo me enseña que en pocos días se han cargado varios naranjos. Además de refugiarse en barrancos, infraestructuras y campos abandonados, ahora también se esconden entre los cañaverales que arrastró la DANA y están arraigando por todos lados”.
Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, afirma que “la propagación de los conejos no hace sino amplificar los estragos que la fauna salvaje viene provocando en el sector agrario y la sociedad en general. Los jabalís bajan hasta las playas causando pérdidas agrarias, destrozos urbanos, accidentes de tráfico y ataques a personas, incluyendo a veraneantes que acuden a los pueblos y acaban en el hospital. Los buitres están acechando a ovejas, cabras y vacas y contaminando el agua de sus abrevaderos, lo que genera el rechazo a beber y comer en los pastos. La fauna salvaje también es un problema de salud pública porque transmite enfermedades. Se nos ha ido de las manos y debemos actuar antes de que las consecuencias sean aún más desastrosas”.
Al respecto, AVA-ASAJA insiste a los ayuntamientos que, como organismos de gestión más próximos al territorio, se impliquen a fondo, se coordinen con los cazadores (en caso de tener coto de caza) y aprovechen las medidas aprobadas por la Generalitat Valenciana para atajar este problema creciente, como las ayudas publicadas por la Conselleria de Agricultura destinadas a facilitar el control poblacional del jabalí en los municipios declarados con sobreabundancia de fauna salvaje y el nuevo decreto de la Conselleria de Medio Ambiente que establece las directrices para la gestión cinegética y el control poblacional de ungulados silvestres (la organización agraria insta a la Generalitat a extender este decreto al resto de especies cinegéticas y silvestres que requieren control poblacional). Para Aguado, “los consistorios deben ser la primera línea del frente para llevar a cabo las actuaciones necesarias y para ello pediremos más ayudas y más medidas de apoyo por parte de la Generalitat y el Gobierno”.
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