Turismo

Así es la masía del siglo XIX convertida en hotel en el corazón de la Sierra Mariola

El extenista Juan Carlos Ferrero invirtió en esta propiedad en el año 2007

En la actualidad, el hotel está gestionado por Singular’s Hoteles
En la actualidad, el hotel está gestionado por Singular’s HotelesLa Razón

El nombre de nuestro paisano, de Ontinyent, Juan Carlos Ferrero ha vuelto a la actualidad del deporte, en esta ocasión por ser el entrenador de la última sensación del tenis mundial, Carlitos Alcaraz. Ferrrero llegó a ser número uno del mundo en 2003 y entre los negocios en los que invirtió sus muchos beneficios, se fijó en una masía rodeada de bosque y naturaleza salvaje de 120.000 metros cuadrados en las afueras de Bocairent, localidad cercana a la de su lugar de nacimiento.

La Masía Can Giner, del siglo XIX, está enclavada a los pies del Parque Natural y Protegido de la Sierra de Mariola y ahí es donde el tenista, bajo las directrices del arquitecto valenciano y actual decano del Colegio de Arquitectos Luis Sendra reformó, restauró y rehabilitó en 2007, convirtiéndola en un hotel boutique de 5 estrellas con tan solo 12 habitaciones suites, todas ellas diferentes y seis con terraza y jacuzzi.

Dicen que le costó al tenista valenciano siete millones de euros.

El Hotel Ferrero cuenta, entre sus instalaciones, con biblioteca, spa, gimnasio, piscina y dos restaurantes, además de espacios para eventos de hasta 500 personas. Naturalmente, no faltan las canchas de tenis y padle.

El espacio construido es mínimo comparado con los jardines, paseos, zonas boscosas, jardines y paseos con olivos y nogales que lo rodean y en donde los ruidos y poluciones se quedan más allá de los límites del recinto.

Para la restauración de la casa se respetaron la mayor parte de los elementos originales, tales como balaustradas, torreones y almenas que le dan un aspecto acastillado y romántico, pintadas en un color azul cielo y un blanco impoluto, el de la piedra en armonía con el ambiente.

Su interiorismo fue obra de Carlos Serra que utilizó materiales nobles como madera y piedra y colores como el wengé, teja o el verde lima que otorgan una gran luminosidad en una propuesta atrevida y llena de contrastes

El establecimiento vivió momentos difíciles y llegó a estar cerrado un tiempo por la baja ocupación, pero en la actualidad, gestionado por la cadena Singular’s Hoteles ha recuperado su actividad, sobre todo en el terreno de los eventos sociales y bodas y en su apartado de restauración, que goza de un ganado prestigio. La cocina está en manos del chef Rodrigo Ramírez, un maestro de los fogones, colombiano de nacimiento, que se trajo la directora, Ana Carreño de otro de los hoteles boutique de la cadena.

Ramírez reinventa la cocina mediterránea y contemporánea con productos de temporada con ejemplos como la ensalada de codorniz, sémola y hojas de roble, el bacalao con espárragos verdes, la carrillera o el salmón con arroz. Los postres y tartas son caseros y muy recomendables. No falta una bodega variada de diferentes referencias.

La reflexión es que el Hotel Ferrero es un lugar pensado para hacer deporte, descansar, cuidarse, saborear buenos platos y disfrutar de una naturaleza espectacular para excursiones. Y eso sí, para dormir a pierna suelta.