Cargando...

Opinión

Casas de cartón

Ningún gobierno de ninguna ciudad debería permitir que haya personas que vivan en casas de cartón. Siempre debería haber una puerta, o ventana, abierta, a un hogar al que volver.

Una persona duerme entre cartones en un banco en la calle Virgen del Socorro de Alicante La Razón

"Dejo las ventanas sin cerrar; y la puerta abierta por si decidiera regresar, que no tuviera que esperar, que nada la entretenga. Y dejo las canciones sin final…".

Canta y cuenta Robe en "Interludio", que forma parte de esa obra de arte que es su álbum "Mayéutica" -sin filosofía no somos nada-que no hay nada como los puntos suspensivos, como los finales abiertos. Nada como una puerta entreabierta.

En todo hay quién gana, y quién pierde, sin duda; y para dejar o encontrar una puerta abierta hay que tener una casa; y si puede ser, un hogar. Que no es lo mismo. Lo malo es que tener un techo bajo el que guarecerse, máxime cuando llega el frío, es hoy en día en una ciudad como Alicante una misión casi imposible para muchas familias. Que los precios de la vivienda están disparados no es noticia; y que apenas hay pisos en el mercado de alquiler, tampoco.

Así que cuando, a diario cada mañana del mes de enero, me encuentro en ese reducto de paz enfrente del mar que es la calle Virgen del Socorro a un hombre que duerme en un banco se me corta la digestión del primer café del día.

Veo los cartones perfectamente estructurados como un rectángulo sobre el banco y los pies del señor en cuestión que sobresalen de lo que es su casa y su cama. Pienso que por lo menos le da el sol y que quizá así tenga menos frío.

Y mientras, esa misma calle y las de alrededor, a un paso de la playa del Postiguet, siguen plagadas de pisos de alquiler turístico.

Por suerte, Alicante ha aprobado una moratoria de dos años en la concesión de licencias a estos pisos; menos es nada.

Pues eso, que ningún gobierno de ninguna ciudad debería permitir que haya personas que vivan en casas de cartón.

Siempre debería haber una puerta, o ventana, abierta, a un hogar al que volver.