
Cultura
Dénia se abre en canal en el Marq, del arte rupestre a la ciudad contemporánea
El Museo del Louvre cede la placa de mármol epigrafiada del Visir Abu Amir Muhammad del siglo XI

El Museo Arqueológico de Alicante, Marq, se rinde ante Dénia, uno de los principales municipios romanos de la provincia junto a Lucentum (Alicante); Illici (Elche) y Allon (La Vila Joiosa); y el viaje comienza en su nueva exposición, “Dénia. Arqueología y Museo”, en las pinturas rupestres de la cueva de la Catxupa, pasando por yacimientos como el Alt de Benimaquia para detenerse en el islam -cunado era Daniya- y arribar a la ciudad contemporánea.
La exposición, que se ha presentado hoy y podrá visitarse hasta el mes de abril, ocupa 600 metros cuadrados, se articula en dos salas y, a su vez, en dos conceptos, el mar y la tierra. Así, la trama de tierra y de mar se complementan y dan una visión de 360 grados de la ciudad a lo largo de la historia.
La primera sala, con un mar de olas en el techo, está dedicada a su faceta marítima, con el puerto, que es natural, como eje del relato y el comercio de la uva pasa como protagonista de la historia de Dénia; un comercio que, con el tiempo, se sustituyó por la fabricación de juguetes, que también tienen protagonismo en la muestra.
El llaud, en concreto, su patrón o plantilla para construirlo es otra de las piezas clave de la exposición, al ser una seña de identidad de Dénia. Tal y como explicó la comisaria de “Dénia. Arqueología y Museo”, Massu Sentí, “es la embarcación con la que se transportaba mercancía hasta los grandes barcos en la bahía para que luego se exportaran a otros países de Europa; así se hacía con las pasas que también tienen su espacio en la exposición”.
En la sala dedicada a la tierra se exhiben objetos que son fruto de 40 años de desarrollo de un programa de arqueología urbana con ánforas -con las que se comerciaba aceite y vino- platos de loza, figuras de la religión católica o partes de sarcófagos.
En zona de tierra, se puede contemplar la imponente fachada portuaria de Dianium, con numerosos edificios y muelles y las necrópolis con sus ajuares funerarios. O la articulación de su territorio a través de villae de explotación agraria, con centros de producción de ánforas como el de l’Almadrava.
En esta estancia se exponen las improntas materiales de la prodigiosa Dāniya, medina con barrios comerciales, un arrabal portuario, grande y muy poblado, y otros arrabales de propósito artesanal, de intensa vida productiva expresada a través de más de veinte hornos cerámicos. Y después, la villa medieval, que en 1612 recibió de Felipe III el título de ciudad. Son los prolegómenos de un núcleo urbano que, tras vivir el auge derivado del comercio de la pasa a lo largo del siglo XIX, se sume en una crisis que supo trastocar en oportunidad con el desarrollo de una colorista industria juguetera.
"Dénia, arqueología y museo" reúne también obra seleccionada y objeto de cesión temporal procedente de otros museos como el Marq, el Museo Catedralicio de Valencia, el de Bellas Artes y el de Prehistoria de la misma ciudad, el MAN de Madrid, el Louvre de París -con una placa de mármol epigrafiada del Visir Abu Amir Muhammad del siglo XI- o la Fundación Bancaja, con el lienzo de Vicent Mestre El Embarque de los Moriscos en el Puerto de Denia, que forma parte de una serie de siete que el, Rey Felipe II de Valencia y III de Castilla encargó para fijar en la memoria histórica un hecho transcendental para nuestra tierra como fue la expulsión de los moriscos entre los años 1612 y 1613.
A modo de despedida, en una tercera sala, hay una proyección audiovisual que invita a imaginar el futuro de Dénia a través del pasado.
El montaje de la exposición, con un mar de olas en el cielo de la primera sala y audiovisuales que muestran el trabajo de arqueología submarina, ha corrido a cargo una vez más del estudio Rocamora Arquitectura.
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