
Crítica de cina
Equipo Crónica: series, espectadores y crónicas
El documental es todo un ejercicio planteado desde la polifonía de voces

El pasado lunes 27 se proyectaba en una sala de los ABC "Equipo Crónica, arte de trinchera" (2024), dirigido por Rafael Sesa y Felipe Villaplana. Este documental se encuentra enmarcado en Finestra, sección del festival cinematográfico de la Mostra de València-Cinema del Mediterrani. Festival que celebra cuarenta años de trayectoria y que brinda a los valencianos una selección cinematográfica cuidada y original. "Equipo Crónica: arte de trincheras" deviene un intento de realizar una retrospectiva del grupo artístico valenciano. Una retrospectiva pictórica, en efecto, pero, sobre todo un ejercicio planteado desde la polifonía de voces, donde una serie de testimonios vuelven a poner en valor la figura fundamental que supuso y no olvidemos, aún supone la potencia artística del grupo Equipo Crónica.
¿Herederos de Warhol, de Lichtenstein? Sí, pero hay que ir más allá. Una de las características que diferencian a este grupo valenciano de los pintores norteamericanos ya citados es la exploración en la posibilidades expresivas y simbólicas que presta la corriente del pop-art. Este movimiento en el contexto estadounidense no deja de ser una corriente que podríamos calificar como cómoda, no enfrenta, sino que simplemente “presenta”. En cambio, Equipo Crónica- y esta idea recorre todo el documental- supo servirse de esos elementos de la cultura de masas para explicitar o vehicular unas ideas muy concretas en sintonía con la denuncia del régimen franquista o el imperialismo americano. Piénsese en la elección de llamarse “Equipo Crónica” y en la declaración de intenciones que esto supone: hacer una crónica, presentar un relato y un discurso que trabaja desde un contexto específico. Se trata de deformar las imágenes, de jugar con ellas, manipularlas. Usar la imagen mediatizada para generar otra lectura de la que surge un discurso crítico que entra en conflicto con la realidad, un proceso similar a los détournements de los situacionistas.
Y todo esto, mientras las imágenes de las meninas, un autorretrato de el Greco en una oficina informatizada o la sucesión de los llamados múltiples le cautivan a uno. El documental elige desarrollar aquello que quiere contar desde lo anecdótico dónde voces como la de Manolo Valdés -fundador de Equipo Crónica junto con Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo, quién abandonó el colectivo prematuramente- Valeriano Bozal o Fernando Trueba entre otros, van construyendo un relato pieza a pieza, testimonio a testimonio. El elenco presentado es variado: desde los fundadores de la galería Val i 30 a ayudantes del colectivo valenciano como lo fue Juanvi Monzó.
De las anécdotas e intervenciones narradas en el documental quisiera rescatar dos: la intervención- happening realizada en Pamplona en el Frontón Labrit y las serigrafías del asesinato del concepto. Equipo Crónica es invitado en 1972 a los Encuentros de Pamplona- unas jornadas patrocinadas por el Grupo Huarte dedicadas a la experimentación en la práctica artística- donde presentan su intervención: Espectador de espectadores. Esta pieza consistió en la disposición en la grada del frontón de 100 múltiples -dispositivos seriados que formalmente remiten a los ninots falleros- hechos de cartón piedra que caracterizaban una figura bien conocida en la España de los setenta: la brigada político-social, esto es, la policía secreta. El resultado fue jocoso, el público manteó a algunos y destrozó a otros. La segunda anécdota la narra la galerista Lola Giménez – fundadora junto con Vicente García de la galería valenciana Val i 30- quién relata que un día estando ella en el taller de serigrafía donde se imprimían obras de Equipo Crónica irrumpió la policía incautando una serie de impresiones. Estas consistían en un pequeño homenaje a Guillaume Apollinaire y Ramón Gómez de la Serna, un homenaje irónico y realmente brillante. En las serigrafías podía leerse: “Apollinaire y Ramón Gómez de la Serna se reúnen para planear el asesinato del concepto”. Al parecer uno de los agentes al leer aquel texto, con actitud impositiva y supersticiosa dijo: ¿Quién es el señor “concepto?” Pues eso mismo me pregunto yo mientras me carcajeo: ¿Quién es el señor concepto?”. Aún se escucha la carcajada de aquellos dos señores llamados Guillaume Apollinaire y Ramón Gómez de la Serna.
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