Testimonio
«Me han cancelado el tren y no he llegado a votar a Valencia»
En total ha habido 9.000 afectados por el incidente ocurrido en el túnel de San Isidro
Es posible sentirse atrapada en tu propia casa. Es lo que le ha ocurrido este domingo a Rita, una valenciana que había planeado la manera de estar en su Valencia natal a votar sin renunciar a un viaje que tenía a Santander.
Aunque reside en Madrid, sigue empadronada en Valencia, decidió no pedir el voto por correo porque pensaba pasar el fin de semana de las elecciones en Valencia, pero más tarde le surgió el viaje y lo calculó todo al milímetro para no faltar a la cita con las urnas.
Pero en estos planes no entraba la posibilidad de que se produjese un incendio en una arqueta del túnel de San Isidro en Valencia durante la madrugada del 23J, y que los bomberos, para sofocar el fuego, llenasen de agua este tramo hasta tal punto que fuese imposible la circulación de los trenes. «Tenía comprado un billete con Iryo para las 16.45 (con llegada prevista a las 18.40). Tiempo suficiente para llegar antes de que cerrase el colegio electoral».
Sin embargo, conforme fue avanzando la mañana se dio cuenta de que no sería posible. «Volvía en coche desde Santander a Madrid confiando en que como el tren salía a primera hora de la tarde todo estuviese arreglado para ese momento».
Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo se dio cuenta de que quizás no podría llegar a Valencia.
Rita dedicó buena parte de su viaje en coche a intentar tener más información al respecto. No obstante, los teléfonos de Iryo estaban colapsados, «he estado más de media hora de reloj en espera sin conseguir que nadie me atendiera».
Mientras, buscaba información a través de los medios y de las redes para saber si podría encontrar alguna solución.
A las 15.30 recibió por fin un mensaje que resolvía todas sus dudas. Su tren estaba suspendido. «Ya no valía la pena ni que me acercase a la estación de Chamartín para comprobar si aún podía viajar a Valencia».
Con todo, Rita se puso a buscar otras alternativas. Los BlaBlaCar- los servicios de coches compartidos que pone en contacto a particulares- estaban llenos. «Si de repente aparecía alguno no me daba garantías de que llegase antes de las ocho de la tarde».
Incluso llegó a mirar el avión, pero ni por precio- más de 300 euros- ni por tiempos, resultaba una alternativa viable.
«Solo me queda esperar a ver qué resultado electoral hay», se lamentaba Rita resignada a que esta vez, su voto no contaría.
En total, se calcula que ha habido 9.000 afectados de los que Renfe aseguraba haber dado solución a 5.000.
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