Gastronomía

La meseta de Utiel-Requena, cultura del vino en estado puro

Las viñas del pago Vera de Estenas cuentan con una denominación de origen protegida propia, solo constan 15 en esa categoría en toda España

La bodega Vera de Estenas preparó un cata
La bodega Vera de Estenas preparó un cata La Razón

Si como está documentado, existen huellas arqueológicas de la producción y comercio del vino datadas en el siglo VI antes de Cristo y estas se encuentran en Solana de las Pilillas, en la meseta de Utiel-Requena, no cabe duda de que la actividad vinícola que se produce en la comarca vinícola por excelencia, merece una distinción, un respeto, un estudio y la admiración de todos los amantes e historiadores del vino.

Viñedos viejos como los que envuelven el pago Vera de Estenas representan la cultura del vino en estado puro y por eso aceptamos de inmediato la invitación hecha por su propietario y enólogo, Félix Martínez Roda para la cata vertical de las distintas añadas de uno de los nombres propios más brillantes que almacenan sus barricas: El Casa don Ángel que celebra su 25 aniversario.

Las viñas del pago están situada en Utiel, a más de 700 metros de altitud, en un paisaje excepcional sobre una meseta asomada al mar Mediterráneo, entre pinos, cipreses e higueras y en cuya finca se elaboran unos vinos únicos, de gran elegancia finura y complejidad.

Denominación de origen propia

Curiosamente, Vera de Estenas cuenta con una denominación de origen protegida propia, siendo ésta la máxima calificación que una bodega puede conseguir y de la que solo constan 15 en esa categoría en toda España. Se trata de una distinción importante que destaca la calidad de sus caldos y de la propia bodega que asume un proyecto de enorme solera, con un trato exquisito hacia las variedades autóctonas, sobre todo con la estrella de la zona, el respetado bobal, tinto con mucho cuerpo y sabores complejos, de color intenso y tonos violáceos.

Aunque la variedad autóctona predomina sobre el resto, también trabajan otras uvas, hasta siete, como la "cabernet sauvignon", el "chardonnay", el "merlot" o el "macabeo".

Una finca de 42 hectáreas

La finca, de 42 hectáreas gira en torno a la Casa. Un edificio del siglo XIX construido en el estilo modernista de la época, que conserva la elegancia de las edificaciones de su tiempo y en donde se percibe y está presente el espíritu y la tradición familiar con la huella de sus muchos años en un sinfín de detalles decadentes.

La casa, respetando el entorno ecológico, se ofrece también como hotel rural con unas cuantas habitaciones con vistas a los jardines que la rodean y un poco más allá, al valle del río Magro. En él se hospedan sobre todo parejas que huyendo de ruidos contaminantes descubren el sonido de los campos, el de los grillos y cigarras en verano, el microclima y los olores y sabores de la naturaleza en un ejercicio sensorial emocionante.

Nos contaba el heredero y actual propietario, Félix Martínez, que la actividad bodeguera de Vera de Estenas tiene su inicio en el año 1945 como empresa familiar que ha ido pasando de una generación a la siguiente con respeto a las tradiciones y valorando la naturaleza, la excelencia, la tradición mediterránea y la autenticidad entre otros conceptos para la elaboración de sus vinos.

También ofrecen visitas guiadas con catas, empezando por el viñedo y el terruño y siguiendo los pasos de la elaboración, visitando la nave de crianza en barrica, embotellado, el museo y las antiguas cavas, donde se guardan las mejores añadas.

De la viñas cultivadas de manera natural, respetando del entorno ecológico, surgen las distintas variedades de uva que se transforman en la elaboración en los vinos Vera de Estenas:

Martínez Bermell (merlot varietal), Viña Lidón (chardonnay varietal), Casa don Ángel (bobal y Malbec, su cava Brut Nature y los estenas tintos, rosados y blancos que completan.

La visita incluyó para el grupo de invitados, una comida en la planta alta del edificio con embutidos de la comarca, ensaladas y postres caseros regado todo con los vinos de la casa como remate una jornada realmente muy satisfactoria, instructiva y generosa por pate de los anfitriones.