El monolito invisible del 15-M en Valencia

Si pasan estos días por la plaza del Ayuntamiento de Valencia tendrán que ser muy observadores para notar que falta algo. No, no son esos maceteros de estilo industrial. Tampoco han cambiado el acento de València que luce el pavimento de al lado de la fuente.

Tendrán que fijarse un poco más para darse cuenta de que detrás de uno de esos peluches humanos gigantes, que desafían este fin de semana el calor del veranillo de San Miguel, ya no se está el monolito del 15-M que decidió instalar el ex alcalde Joan Ribó para conmemorar los diez años del «movimiento social y vecinal» que cambió la política española para siempre.

En su honor levantó este «monumento de diseño» para que se convirtiese en lugar de peregrinación para los que algún día pusieron sus esperanzas en el cambio, hartos del sistema bipartidista.

Admito que no sé si serían estas las pretensiones del anterior equipo de Gobierno cuando autorizó su instalación, aunque lo cierto es que dedicó pocos esfuerzos en conseguirlo. No tenía nada de singular, podría decirse que casi era invisible. Un trasto más de una plaza que pide a gritos una remodelación.

Uno de los argumentos que ha utilizado ahora el Ayuntamiento que encabeza María José Catalá (PP) para desmontarlo es que no encaja entre el mobiliario del Plan de Ciutat Vella. Nadie ha rebatido esta afirmación.

Aún hay más en la historia de este hito. Fue el PSPV, otrora socio de Gobierno de Compromís en el Ayuntamiento, el que tan unos días después de que se inaugurase, presentó una moción que se aprobó con el apoyo de PP y Ciudadanos. Se acordó cambiarlo por una «escultura que representase la pluralidad y la diversidad de los movimientos sociales, cívicos y culturales de la ciudad». Para ello se convocaría un concurso entre artistas y escultores de prestigio.

Todo esto ocurrió en mayo de 2021, pero como nunca se ejecutó, el PP ha retirado el monolito en cuestión y, como entonces, Compromís se ha quedado solo defendiéndolo.