Opinión. A través del espejo

Nos la han vuelto a colar con Chamartín

El cambio de estación ha vuelto a poner a Madrid y a Valencia a dos horas de distancia

Vista de las obras de Chamartín desde la pasarela de entrada a la estación
Vista de las obras de Chamartín desde la pasarela de entrada a la estaciónLa Razón

Sí había motivos para quejarnos y los sigue habiendo. Con el cambio de la estación de Atocha-Almudena Grandes a Chamartín nos la han vuelto a colar. No hay más que hacer un repaso por los tiempos del AVE Madrid- Valencia y comprobar que volvemos a estar a dos horas de distancia o, en el mejor de los casos, a una hora y 50 minutos. Eso si tienes suerte y no hay ningún problema en el tren, en la vía...

¿Dónde está esa hora y 35 minutos en las que no daba tiempo ni a proyectar una película?

Salvando las distancias, la situación comienza a recordarme a la de la conexión entre Barcelona y Valencia porque allí el servicio de Euromed también empeoró a los años de haberse inaugurado.

Es cierto que el cambio de estación no es un capricho. Es necesario para llevar a cabo las obras del denominado túnel del Jardín Botánico.

La situación seguirá así hasta que se abra una estación pasante en el túnel de alta velocidad con un plazo de ejecución de siete años, según ha explicado en varias ocasiones la ministra de Transportes, Raquel Sánchez.

Había que desviar tráfico de Atocha y Adif eligió a Valencia, Alicante y Murcia. Objetivamente hemos salido perdiendo. Solo hay que mirar el reloj cuando el tren llega a Atocha y la dejas pasar, con nostalgia, para llegar 15 minutos después a Chamartín.

En Atocha uno llegaba con tiempo y se tomaba un agradable café, comía o incluso se tomaba un bocadillo de calamares en El Brillante.

Ahora tienes que conformarte con tener una silla donde esperar a que en los carteles se anuncie el andén y en confiar en que esta vez, salga puntual. Es lo que hay.