Benetússer

«Nuestra manera de aportar es ofreciendo café y comida gratis»

Vecinos con negocios en pie ofrecen sus recursos a los voluntarios que limpian los escombros

Mensaje en un coche escrito con fango en agradecimiento a los voluntarios
Mensaje en un coche escrito con fango en agradecimiento a los voluntariosLa Razón

Miles y miles son las historias que surgen tras el fango y la devastación que ha dejado la DANA mortal a su paso por la provincia de Valencia. Allá donde se mire, hay una algo que contar, y entre todo el caos y la destrucción, también surge la solidaridad. Si durante los últimos días personas llegadas de todos los rincones de la Comunidad Valenciana no han dudado ni un momento en coger la pala y quitar el lodo, hay quienes ponen todo de sí para agradecer tan ardua labor. Es el caso de Liliana, propietaria de una cafetería situada en plena vía central en la localidad de Benetússer. Acompañada por cuatro personas sale a la hora comer y dice: «café, agua y comida gratis».

Así, un río de personas llenas de fango hacen un alto en el camino y recuperan fuerzas. «Nuestra manera de aportar algo a las personas que nos ayudan es esta. Entre todos vamos a conseguir salir adelante».

Esa es su manera de ayudar, levantándose muy temprano y preparando café, agua y bocadillos de tortilla para todos aquellos voluntarios que se han desplazado a las labores de desescombro y limpieza. Y son muchos, cientos, quienes hacen una breve cola para cargar las pilas con el ofrecimiento de Liliana.

«A nosotros, gracias a Dios, las cosas nos han ido mejor durante la inundación. Por eso, todo aquel que venga a ayudar merece también que colaboremos con ellos, y que les demos todo lo que tenemos. Lo hacemos con todo el amor del mundo». Lo dice sincera, emocionada, sintiéndose parte de la reconstrucción de toda una población que hasta hace cinco días vivía una realidad completamente diferente. Ahora, en su cafetería, no resuenan las cucharillas dentro de las tazas, sino que la cadena de trabajo es completamente diferente.

Mientras ella cocina las tortillas, su compañero la introduce dentro de una pequeña barra de pan; otra persona reparte café y agua, y otro más está en la esquina, invitando a los voluntarios a beber y comer como muestra de agradecimiento.