
Opinión | A través del espejo
PPCV y PSPV, ni en una montaña rusa
PPCV y PSPV juegan un cuerpo a cuerpo todos los días y sin jornada de descanso

Hace tiempo que no me atrevo a hacer pronósticos. Lo que hace una década ocurría en un año, ahora pasa en una semana. Es el signo de un momento en el que se vive a golpe de tuit, en el que la reflexión se practica entre poco y nada y en el que la atención no nos aguanta más de dos minutos sobre el mismo texto. Las tendencias cambian con tal rapidez y los márgenes son tan estrechos que se puede producir un vuelco electoral de la manera más inesperada. Solo hay que ver lo que ocurrió en las elecciones generales de julio de 2023.
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Si pusiésemos un marcador todos los días podríamos ver cómo los partidos van anotando tantos a lo largo de la mañana, cuando la actividad informativa es mayor, para acabar decidiendo el resultado a última hora de la tarde, en ese mensaje en redes convertido en minuto de oro.
PPCV y PSPV juegan un cuerpo a cuerpo todos los días. Al primero, le condiciona el desarrollo de la instrucción judicial de la dana y al segundo, todos esos escándalos que llegan desde Madrid y sobre los que también deben responder. El último además es de esos que son, inevitablemente, tema de hablar en el café. El «caso Salazar», el ex alto cargo del PSOE señalado por casos de acoso sexual, abochorna a cualquiera con un mínimo de dignidad.
Con todo, los populares no deberían bajar la guardia. Queda mucha instrucción y mucho por saber. La dimisión de Carlos Mazón marca cierta distancia, pero el presidente de la Generalitat, Juanfran Pérez Llorca, tiene una compleja tarea por delante. Debe recuperar la confianza de todos aquellos que creyeron en el proyecto popular.
Por su parte, el PSPV debe encontrar su lugar en esta nueva etapa. Ya no se puede pedir la dimisión de Mazón y mucho menos vivir de rentas.
Mientras, populares y socialistas viven montados en una montaña rusa, Compromís y Vox pasean en barca. El viento acaricia su cabello. Luce el sol. Pero ya se sabe, la tormenta llega en el momento más inoportuno.
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