Educación
La prohibición de teléfonos móviles en las aulas valencianas destapa más casos de adicción
La falta del dispositivo genera nerviosismo y ansiedad
La prohibición de los teléfonos móviles en las aulas de los centros educativos implantada desde finales del curso pasado en la Comunitat Valenciana está permitiendo detectar más casos de adicción a estos u otros dispositivos electrónicos entre el alumnado valenciano.
Esta es una de las conclusiones de los "Diálogos Efe: Dispositivos móviles y convivencia en las aulas", organizado por la Agencia EFE junto con la Conselleria de Educación y 8 Mediterráneo, donde expertos de diferentes ámbitos han analizado los riesgos y los retos que representan los dispositivos móviles en el ámbito educativo.
Nerviosismo y ansiedad
La directora del IES La Murta de Alzira (Valencia), Lorena Bisbal, explica que esta medida está ayudando a visibilizar estos casos de adicción, ya que en su centro han detectado más alumnos con nerviosismo o que solicitan salir al cuarto de baño de forma constante.
También han observado "problemas de ansiedad debido a que quieren estar cien por cien conectados", lo que está facilitando derivar a estos alumnos al departamento de Orientación, informar a las familias y derivarlos posteriormente al médico familiar o a salud mental, dependiendo de la gravedad del caso.
Bisbal señala que los peores casos se dan, sobre todo, en niveles de Bachillerato, donde está más presente esta adicción al teléfono móvil.
Cuando se detecta un caso de adicción, se realiza una reunión del equipo de expertos, formada por el tutor, el profesor que lo ha detectado, los orientadores y la dirección del centro para establecer una serie de pautas.
Se entrevista al alumno y a la familia para explicarles que se ha detectado esa situación y que se va a aplicar un plan terapéutico inicial en el centro. Este plan se revisa semanalmente por el equipo de intervención y si funciona, se mantiene, y si no, se deriva al menor al sistema de salud.
La jefa de servicio de Inclusión Educativa de la Conselleria de Educación, Esmeralda Llorca, considera positivo este incremento de casos detectados, pues significa que los centros educativos están detectando estas situaciones de posible adicción en algunos alumnos y permite actuar y ponerle solución.
Señala que la Generalitat tiene un protocolo común para la detección de estas posibles conductas de adicción, y adelanta que el nuevo decreto de convivencia en el que se trabaja y las órdenes que lo desarrollarán profundizarán en estas cuestiones relacionadas con la salud mental, para actualizarlas a las necesidades actuales.
La Comunitat Valenciana prohíbe desde el pasado mes de mayo el uso de teléfonos móviles en los centros educativos no universitarios, y solo permite el uso de dispositivos móviles cuando está dentro de las programaciones de los docentes y controlado por el centro, o en casos excepcionales, cuando el director lo autoriza, bien por cuestiones de salud o justificadas.
Fomentar habilidades sociales
El psicólogo Enric Valls, especialista en pedagogía y acoso escolar, destaca que en los últimos años se han detectado cada vez más adicciones al móvil o a dispositivos electrónicos, por lo que entiende que la orden que prohíbe los teléfonos en el centro puede hacer aflorar más esas situaciones.
Valls ve positiva la prohibición pero advierte de que debe ir acompañada de sensibilización y concienciación, porque si al adolescente solo se le prohíbe se enfrentará a la prohibición con más fuerza.
"El éxito está en implicar a familias, profesorado y también al alumnado", afirma, y recuerda que estamos en un contexto donde el menor está o en la preadolescencia o la adolescencia, una etapa en la que "se ve por encima del adulto o de las normas".
En todo caso, destaca que si se limita la utilización del teléfono móvil, se potencian "habilidades sociales, como la empatía o la convivencia", así como "valores importantes, como el compañerismo", y también afecta a la autoestima y permite a los menores tener "momentos de calidad, mirar a los ojos al compañero o estar atentos".
En esta línea, la responsable de Inclusión Educativa defiende la importancia de "levantar la mirada", pues la sociedad "tiene la mirada centrada en una pantalla", y aboga por que los menores utilicen los dispositivos "cuando ya tienen una competencia de aprender a aprender, cuando ya tienen una competencia digital".
"Primero les tenemos que enseñar a tener una conciencia crítica, a poder analizar lo que están viendo, a saber cómo lo tienen que utilizar, y cuando hayamos trabajado eso, entonces trabajamos la competencia digital de otra manera", manifiesta.
El representante de la Asociación Desempantallados Gil María Campos advierte de que en aquellos centros educativos donde se obliga al alumnado a trabajar con dispositivos electrónicos en lugar de libros empeoran los casos de adicción o de dependencia, pues los menores no pueden dejar de estar conectados.
Además de las horas de escolarización, el menor debe seguir usando el dispositivo electrónico en casa para estudiar y trabajar pero, al final, "no es todo estudio".
De hecho, afirma Campos, "mayoritariamente no es estudio, se convierte en juegos y esos juegos acaban convirtiéndose en dependencia" y, según los profesionales, de esa dependencia, "hay casi un 5 % de personas que acaba en temas de adicción", asegura.
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