Valencia
El barco en el que naufragó Gulliver recalará en el futuro Parque de Desembocadura de Valencia
Ribó y Gómez presenta el diseño del proyecto ganador para renaturalizar el barrio de Nazaret y acabar el jardín del Turia desde el Azud de l’Or hasta el Puerto de Valencia
El alcalde de Valencia, Joan Ribó, y la vicealcaldesa y edil de Urbanismo, Sandra Gómez, han presentado esta mañana la figuración de lo que será el denominado Parque de Desembocadura, que abarca, en esta primera fase, desde el Pont de les Drassanes hasta toda la zona de Nazaret, a excepción de la desembocadura donde actualmente hay un muelle de hormigón "que se deja para generaciones venideras la posibilidad de renaturalizarlo", según explicó Gómez.
El coste de esta primera fase es de alrededor de 17 millones, de los que el Puerto de Valencia paga 13,5 millones para resarcir del aislamiento y los enormes perjuicios que las diversas ampliaciones portuarias han infringido en el poblado de Nazaret y más aún en su playa. Según ha aclarado el alcalde, este aporte de capital del Puerto que ya está consignado en sus presupuestos, no les hará cambiar su opinión sobre la ampliación del reciento: "son cosas distintas, y yo, de esto, estoy muy agradecido".
(Con)fluir es el nombre del proyecto ganador para el diseño del Parque de Desembocadura, que conectará el antiguo cauce del Túria con Poblats Marítims. La propuesta plantea un bosque urbano parecido al parque de la Rambleta, diversos espacios de uso ciudadano, una zona de juegos a gran escala que recrea el naufragio de Gulliver, con su barco incluido, lo que dará continuidad al relató del Parque Gulliver, y una lámina de agua que recuerda la antigua playa de Natzaret.
Después de examinar y valorar los cinco diseños finalistas, los doce miembros del jurado han elegido por unanimidad cuál será el que reformará la fachada marítima y prolongará el jardín del Túria hasta el mar. El alcalde ha detallado las claves de (Con)fluir, “una apuesta clara y decidida por la renaturalización y la reparación ecológica, urbana y social” de una superficie de 245.600 metros cuadrados, entre el puente de L’Assut de l’Or hasta Natzaret, que supondrá una inversión de alrededor de 35 millones de euros. El equipo seleccionado, cuyo nombre aún se desconoce, se encargará también de la redacción del proyecto y dirección facultativa de las obras de la primera fase, y cobrará por ello un máximo de un millón de euros.
“El parque dignificará Natzaret y el Grau, dos barrios demasiado castigados por el desarrollo industrial y de infraestructuras de espaldas a la ciudadanía”, ha manifestado Ribó. “La idea es clara”, ha remarcado, “más verde y más agua en contraposición a las infraestructuras de cemento”. Así, (Con)fluir plantea un bosque urbano que culmina en el Espai Natzaret, incluye distintas áreas para uso de la ciudadanía y un nuevo espacio de juegos: el barco del naufragio de Gulliver, “petición reclamada por los niños de un colegio d Natzaret en el proceso de participación ciudadana.
Por su parte, la vicealcaldesa ha resaltado que “lo que hace el proyecto es confluir el este y el oeste, y el norte y el sur, poniendo en el centro a Natzaret, un barrio que históricamente ha estado en una marginal de la ciudad, en una zona completamente absorbida por el impacto de la infraestructura portuaria, dividido y separado literalmente en el ámbito de la movilidad y la conexión con Valencia”. La propuesta, según ha manifestado Sandra Gómez, supone “una apuesta decidida por la recuperación y reparación ecológica y medioambiental, urbana y social”, que “pone en el centro al vecindario” al incorporar las sugerencias surgidas tras el proceso participativo puesto en marcha.
La renaturalización del Parque de Desembocadura se hará a partir de los mapas topográficos antiguos del río Túria, intentando recrear las islas que se generaban en la parte final, y respetando la biodiversidad ligada al lecho fluvial. Asimismo, se contempla la reforma del puente de Drassanes y se recuperará el antiguo puente peatonal que unía la calle Major con Poblats Marítims, lo que permitirá conectar el núcleo histórico de Natzaret con la infraestructura verde y el resto del municipio.
De este modo, se recuperará todo lo que el crecimiento del puerto y su entorno destruyó, como la Revolta de Cantarranes, cuyo nombre hace recordar con acierto que allí había una balsa donde cantaban la ranas.
Ni Gómez ni Ribó se han atrevido a poner fecha de finalización al proyecto, si bien la vicealcaldesa ha explicado que aún faltará por lo menos un año para tener el proyecto definitivo y que haya pasado por todos los servicios municipales afectados.
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