Música

Sabina en Alicante, con aguacero y sin embargo… lleno

El cantante de Úbeda ofrece su segundo concierto en una semana en la plaza de Toros en su gira “Contra todo pronóstico”

Joaquín Sabina en su segundo en la plaza de Toros de Alicante, anoche.
Joaquín Sabina en su segundo en la plaza de Toros de Alicante, anoche.La Razón

Puntual como un reloj suizo, Joaquín Sabina, de 74 años, apareció en el escenario de la plaza de Toros de Alicante ayer a las 21.30 horas para arrancar su concierto con “Cuando era más joven”; todo un guiño al sentido de la gira “Contra todo pronóstico”; una gira le ha llevado de nuevo al ruedo después de su caída del escenario al foso en un concierto en el WiZink Center de Madrid en febrero de 2020 para ser exactos.

Él, que todo lo canta y lo cuenta, o más bien recita, lo explica en otro de las temas que tocó anoche, “Sintiéndolo mucho”, compuesta al alimón con Leiva, con la que ganaron el Goya a la mejor canción original. Un tema que además da título al documental sobre su vida de Fernando León de Aranoa. “Muchos creyeron que me habían amortizado; cuando viajé del Wizink Center en camilla al hospital; con los dedos del Serrat entrelazados; devolviéndome las ganas de cantar”, dice la letra.

Y sí, le devolvió las ganas de cantar para deleite de sus seguidores o más bien, fieles… El de anoche era el segundo de los conciertos en Alicante, con un día, el jueves, de respiro entre ambas actuaciones para Sabina; colgó el cartel de completo en los dos. Ni la lluvia pudo con las ganas de escucharle y, por supuesto, no defraudó. Al contrario, repasó su trayectoria vital y musical ante 7.000 almas, entregadas desde el minuto cero que corearon sus letras; la estampa de la plaza de Toros era en sí misma un poema, un mar de paraguas. Pero Sabina es mucho Sabina y el aguacero no quitó al público ni un ápice de ganas e ilusión por cantar “Mentiras piadosas”, “19 días y 500 noches” o "Contigo".

De soñar esa noche con él se trataba, sin duda, y de dejarse llevar por baladas como “Y sin embargo” o “A las orilla de la chimenea”. Porque sus letras más que canciones son himnos, poemas que retratan las pasiones humanas. También tocó “Peces de ciudad” y el “Por el bulevar de los sueños rotos”, su particular homenaje a Chavela Vargas “para celebrar su vida, que no su muerte”, precisó.

Al estar en la plaza de Toros, tuvo unas palabras de cariño para el torero alicantino José María Manzanares, y se dirigió directamente a su hija Ana María: “Está entre el público y la quiero mucho”.

Con una banda formada por músicos de renombre, entre los que se encuentra el batería Pedro Barceló, de Formentera del Segura (Alicante), “ahí lo encontré”, indicó Sabina, la gran voz femenina de la noche fue la de Mara Barros o, simplemente, Marita. Mientras el maestro descansaba, ella cantó “Yo quiero ser una chica Almodóvar” y Antonio García de Diego, “La canción más hermosa del mundo”.

Regresó y emocionó al público recordando a la “magdalena”, con su corazón cinco estrellas; una puesta escena que imitó a un bar, con las bombillas azules, rojas y amarillas de la letra de “Una canción para la magdalena”. Y a todos les dieron las diez, y las once… y las once y media acabó el espectáculo, sin llegar a las doce, la una, las dos y las tres de “Y nos dieron las diez”, que también cantó.

“¿A qué hora tenéis que volver a casa? No les digáis a vuestros padres que habéis estado conmigo”, bromeó Sabina.

Casi al final de la actuación cantó una versión rockera de “Princesa” de la que el público fue juez y parte, todos en pie, cantando y bailando, y como si de un milagro se tratara, de repente dejó de llover en Alicante. Y tras despedirse, Sabina y su banda regresaron al escenario, él con sus ya míticos platillos en las manos para cantar “Pastillas para no soñar”. Y coreando “Si lo que quieres es cumplir cien años. No vivas como vivo yo” se acabó la fiesta por todo lo alto, y sin aguacero. Eso sí, prometió regresar.