DANA
El sentimiento de culpa durante la DANA, fruto de la empatía y la «hermandad»
Además de la tristeza, la culpa ha sido una de las emociones más comunes entre las personas próximas a la tragedia
Sentir que podrías estar haciendo más de lo que haces, que te podría haber pasado a ti, que no es justo que les haya tocado a ellos solo por unos pocos kilómetros de distancia. Hablar con tus compañeros de trabajo, amigos, parientes, que están allí, viviendo la que, a todas luces será la peor experiencia de su vida, y no poder hacer nada o casi nada por ellos. Una sensación que se ha visto agravada por la sensación de desprotección y falta de la ayuda suficiente experimentada sobre todo durante los primeros días tras la tragedia.
Junto con la tristeza, el sentimiento de culpa ha sido uno de los más comunes entre los valencianos que el pasado 29 de octubre, únicamente por una cuestión de suerte, no fueron víctimas de las consecuencias de la devastadora DANA que arrasó 69 municipios de la provincia.
El psicólogo Enric Valls explica que es completamente natural sentir dicha emoción, ya que los sucesos que se han desencadenado durante los últimos días apelan a la empatía y la inteligencia emocional, cualidades que forman parte de la condición humana aunque cada cual las tenga en una diferente proporción, de ahí que afecte en diferentes grados.
La proximidad, en este caso, es un factor determinante, ya que ha despertado otra cualidad o emoción humana, la "hermandad" o "germanor", en valenciano. El hecho de tenerlo tan cerca, de que sean tus vecinos, tus "hermanos", acrecienta la sensación de querer hacer más, incluso aunque hayas podido ir como voluntario.
Valls explica que, en este momento, es necesario ser muy "autocompasivo" con uno mismo y entender que "cada uno está haciendo todo lo que puede", en función de sus circunstancias y posibilidades. "No podemos ser omnipresentes, no podemos dividirnos en cuatro personas a la vez". Hablarse con cariño y entenderse, es fundamental en este momento.
Además, dice el psicológico, es fundamental "centrarse en todo lo que sí puedes hacer". "Hay muchas maneras de ayudar, puedes hacer una transferencia, enviar comida u otro tipo de materiales" o incluso o hablar con las personas que están allí, pero señala que es "muy importante autorregularse, ya que puede ser agotador física y emocionalmente".
Otra culpa es la de volver a la normalidad, la de reír, la de salir a cenar o a comprarte unos zapatos. "Hay que ir volviendo a la normalidad poco a poco, pero nos va a costar, porque es un 'shock' colectivo", explica Valls. En cualquier caso, asegura que cuanto antes se vaya recuperando la actividad normal, menos probabilidades de que las consecuencias psicológicas sean más graves, de que aparezca la ansiedad, el estrés post-traumático, la depresión, o algún otro tipo de trastorno.
En cuanto a la exposición a todos los contenidos que están apareciendo durante estos días en medios de comunicación y redes, el psicólogo explica que hay que cuidar especialmente de niños y personas más mayores por su vulnerabilidad a este tipo de experiencias. "De todas formas, en este momento todos aquellos que somos sensibles somos especialmente vulnerables", explica Valls.
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