Crítica de cine

Corazón de metal

Director: Jake Schreier. Guión: Christopher D. Ford. Intérpretes: Frank Langella, James Marsden, Liv Tyler, Susan Sarandon. EE UU, 2013. Duración: 90 minutos. Drama.

La Razón
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Qué alegría toparnos siempre con Langella, el carismático, inquietante, divertido y cínico protagonista de filmes como «El desafío. Frost contra Nixon» y al que pronto veremos en el «biopic» sobre la vida de Cassius Clay que dirige Stephen Frears. Mientras tanto, Langella presenta un proyecto más modesto e íntimo, a este «amigo para Frank», o, en un futuro cercano, la atípica historia de amistad entre un anciano ex ladrón de guante blanco solitario y al que ya le falla peligrosamente la memoria y un robot especializado en cuidados médicos que ni siquiera tiene nombre empeñado en mejorar la maltrecha salud del tipo, que sin embargo no se deja por mucho que los hijos estén lejos y él, en el fondo, necesita a gritos compañía. Cruce raro entre dos filmes maravillosos de Pixar, «Up!» (con otro cascarrabias deseando querer de nuevo) y «Wall-E», aquel enternecedor y chaplinesco personaje, la película de este otro novato produce buenas vibraciones al espectador, aunque algún que otro forzado retruécano del guión nos pueda dejar con cara de asombro. Y el final, un pelín entristecidos. A veces, el amor humano puede ser más autómata que el de un androide.