Coronavirus

¿Cuándo podrán desconfinarse los mayores en Francia, Italia y Alemania?

“La revolución de las canas” se acuñó en Francia y ha ido abriendo debate en varios países de la Unión Europea. Los ancianos no se quieren quedar fuera del desconfinamiento

Coronavirus in Italy
Un anciano en Padua, ItaliaNICOLA FOSSELLAAgencia EFE

Comienzan las desescaladas de las medidas de restricción en el mundo impuestas para contener el coronavirus. La curva, por fin, se está aplanando, pero muchos temen que la población de riesgo, es decir, los mayores de 65 años sean los últimos en poder salir a la calle. “La revolución de las canas” comenzó en Francia y ha ido abriendo debate en varios países de la Unión Europea, entre ellos España. Los ancianos no se quieren quedar fuera del desconfinamiento. Quieren recuperar su “normalidad"

Francia

Fue el ensayista francés Alain Minc, de 71 años, el primero que acuñó el término: “La revolución de las canas”. Con él ponía nombre a la indignación que desató el último discurso del presidente Macron, el pasado 13 de abril, en el que anunció la prolongación del confinamiento hasta el 11 de mayo y explicó que a partir de esa fecha se produciría una desescalada progresiva de las medidas salvo para los mayores de 65 años y las personas con graves patologías que tendrían que seguir encerrados en sus casas por tiempo indefinido.

Los anuncios prendieron un incendio entre los 18 millones de franceses en tercera edad. Algunas figuras relevantes que pertenecen a ese público, entre otros artistas e intelectuales, clamaron contra lo que consideraban una discriminación intolerable. El propio Minc en la cadena France Info criticó: “Hay que razonar un poco. ¿Son los viejos los más contagiosos? No. ¿Son los que más riesgo corren? Sí. Pero asumir un riesgo forma parte de la libertad individual”. Desde las páginas de “Le Figaro”, la psicóloga y autora Marie Hennezel, de 73 años, calificó esta barrera de edad “tan arbitraria como injusta, discriminatoria y anticonstitucional”. Y así con una larga lista de personalidades que sacaron su indignación a la palestra.

Al Elíseo no le quedó otra y tuvo que recular. Según hizo saber la presidencia francesa, Macron “no desea una discriminación” de las personas mayores o frágiles y “llamará a la responsabilidad individual”. Unas declaraciones que han calmado las aguas, sin despejar todas las incógnitas, a la espera de una estrategia más definida, que debería ser definida durante la próxima semana.

Lo que sí han dejado ya claro las autoridades es que los ancianos alojados en residencias de la tercera edad deberán probablemente seguir resistiendo sin poder salir. Es por ello que el Gobierno, para aliviar su situación, ha permitido desde esta semana que se puedan efectuar visitas limitadas a residencias de ancianos. Eso sí, bajo unas condiciones draconianas para impedir cualquier riesgos y en las que sólo se permite el “contacto visual” tal y como anunció el domingo pasado el ministro de Sanidad, Olivier Veran.

Italia

El primer ministro, Giuseppe Conte, anunció ayer el plan de desconfinamiento en Italia. Se sabe que se producirá a partir del 4 de mayo, y que a los ancianos se les pedirá, además, que mantengan una distancia de seguridad de dos metros. Sin embargo, entre las muchas filtraciones que aparecían estos días, estaba la hipótesis de que la cuarentena aún no terminará para los ancianos. Lo defendían distintos miembros del comité técnico científico que asesora al Gobierno y diversos virólogos.

En Italia también se ha abierto un debate por esta cuestión. En primer lugar, habría que definir qué es un anciano. Es decir, los mayores de 70 serían unos 10,3 millones de personas, el 17% de la población. Mientras que los octogenarios representan unos 4,5 millones. La esperanza de vida en el país transalpino supera los 83 años.

Y, además, se cuestiona si sería posible imponer un veto por cuestiones de edad. Sabino Cassese, presidente emérito del Tribunal Constitucional, explica en las páginas del Corriere della Sera que la Carta Magna recoge que “se pueden imponer límites para la circulación de las personas, pero no se pueden aplicar excepciones por categorías”. Según su opinión, obligar a los mayores a quedarse en casa después del confinamiento sería “una locura”. Sólo un 5% de los fallecidos en Italia tenían menos de 60 años.

Alemania

Alemania fue uno de los pocos países europeos que no impuso el confinamiento de la población, sino restricciones lo que, desde un primer momento, permitió que los ancianos pudieran salir de sus casas siempre y cuando, y al igual que rige para los adultos y los niños, lo hicieran en grupos de no más de dos personas, aunque esta excepción fue ampliable a más miembros cuando se convive en un mismo hogar.

Al respecto de las personas mayores, y a pesar de que representan el grupo de mayor riesgo en la pandemia, Angela Merkel lo tuvo claro desde un principio y fue de los pocos líderes de la Unión Europea que se posicionó y con firmeza al respecto.

No voy a entrar ni siquiera en el debate que se ha generado en torno a ese punto. Encerrar a nuestros mayores como estrategia de salida a la normalidad es inaceptable desde el punto de vista ético y moral”, declaró hace unos días la canciller. No obstante, numerosas residencias para ancianos en Alemania han sido declaradas importantes focos de infección del nuevo coronavirus.

De hecho, aproximadamente un tercio de los fallecidos por el virus en el país residía en hogares de ancianos u otros centros de atención geriátrica. Una situación que llevó incluso a la Fiscalía federal a abrir sumario para investigar las víctimas mortales del coronavirus en una residencia de ancianos de Wolfsburgo, donde hasta el momento han fallecido 43 de los 165 residentes. A nivel federal, y según el Instituto Robert Koch, casi 1.500 ancianos han muerto en residencias alemanas debido a la pandemia.