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Bérgamo: «No se ve ya el dolor de aquellos días por no poderse despedir de los muertos»

La difícil normalidad del símbolo de la tragedia italiana. Reabre el cementerio donde en marzo se apilaban los ferétros

Italia, el primer país que se confinó al completo, empieza el día después
Una mujer visita la tumba de un familiar en el cementerio de BérgamoTIZIANO MANZONIEFE

A Antonio estuvieron pidiéndole durante días que hiciera fotos y vídeos de los cadáveres para que sus familiares tuvieran un último recuerdo. No se trata de un rito macabro, o sí. Pero era el único modo que tenían muchos de poder despedirse de sus seres queridos. Antonio Ricciardi es el propietario de la mayor funeraria de Bérgamo, que durante el mes de marzo multiplicó su actividad por diez. Las imágenes de los féretros apilados en la iglesia del cementerio y sacados por vehículos militares de la ciudad para incinerarlos se convirtieron en uno de los símbolos más poderosos de la tragedia.

Todo eso, por suerte, ha pasado. Nos hemos olvidado del estrés de aquellos días y hemos vuelto más o menos a la normalidad, tanto en lo personal como en lo profesional”, cuenta el responsable de las pompas fúnebres al teléfono. Ayer Bérgamo, como el resto de Italia, recuperó buena parte de la actividad, en una jornada marcada por la voluntad de resurgir.

La normalidad de la que habla Ricciardi se traduce en ocuparse de un centenar de decesos al mes. En marzo fueron mil. “Todavía se respetan las normas de precaución, pero ya es mucho más fácil despedirse de los muertos. No se ve ahora el dolor de aquellos días”, asegura. En su empresa amenazaron incluso con ir a la huelga en medio del caos, porque tampoco ellos contaban con los equipos de protección necesarios. “Tampoco nos hicieron pruebas, pero las compramos nosotros a un suministrador privado y resulta que en los test de anticuerpos, 31 empleados de 47 dimos positivo”, continúa.

Dos de los trabajadores murieron y otro estuvo grave en el hospital, en cuidados intensivos. Hoy Antonio se lamenta de no poder donar sangre para que pueda ser utilizada como tratamiento en otros pacientes, ya que la región de Lombardía -a la que pertenece Bérgamo- sólo acaba de autorizar hace poco la realización de estas pruebas.

Italia baja del centenar de muertos

Bérgamo ni siquiera es ya la provincia que se lleva la peor parte. En Milán, la capital lombarda, están mucho peor, con más de 22.000 contagios por los 12.000 de Bérgamo. En Lombardía están puestos ahora todos los reflectores para vigilar la desescalada, aunque ayer registró unos mejores datos, como el resto del país. Por primera vez desde que estalló la epidemia, Italia bajó del centenar de fallecidos, con 99. Los contagios descendieron a 451, de los que 175 se concentraron en Lombardía. Hasta hace unas semanas, las cifras eran mucho más elevadas, por lo que la desescalada empieza a tomar consistencia.

Ayer, también por primera vez desde hace semanas, abrió el cementerio de Bérgamo, donde se celebró la primera misa en su iglesia. Y, además, aterrizó en el aeropuerto de la provincia el primer vuelo desde el confinamiento. Se trataba de un avión procedente de Sofía, con 109 pasajeros. Se presupone que en su mayoría italianos, que volvían a su país.

También reabrieron tiendas, centros comerciales, museos, bares y restaurantes con clientes o peluquerías. De hecho, lo primero que hizo el alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori, en el primer turno de la mañana, fue subir una foto a sus redes sociales cortándose el pelo. Después de días de polémica entre el primer ministro, Giuseppe Conte, y los dirigentes regionales, el presidente de Lombardía, Attilio Fontana, firmó la circular para seguir el calendario que se ha propuesto desde Roma para el resto del país. “Abrimos todas las actividades posibles, pero con reglas más severas que las otras regiones”, dijo Fontana. Por ejemplo, en Lombardía sí que es obligatorio el uso de masacarillas por las calles y no sólo en los lugares cerrados como en la mayoría del resto de territorios.