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Clásica

Las 12 horas más locas de Sabina Puértolas en 'La traviata': canceló un viaje familiar, ensayó y triunfó en el Real

En apenas medio día la soprano entró en el teatro, ensayó, se aprendió sus posiciones en el escenario, se enfundó el vestuario de Violetta y cosechó una larga ovación

Sabina Puértolas, en 'La traviata' del Real Javier del Real | Teatro RealEFE

Durmió dos horas y reconocía estar en "shock". La soprano Sabina Puértolas sustituyó a Nadine Sierra en 'La traviata' en el Teatro Real con gran éxito a pesar del reto, pues en doce horas entró en el teatro, ensayó, se aprendió sus posiciones en el escenario, se enfundó el vestuario de Violetta y cosechó una larga ovación.

"El Teatro Real es mi casa, y cualquier cosa que necesiten, ahí voy a estar", explica la artista a EFE horas después de ese momento tan intenso, cuando el público la aplaude en una larga ovación al término del aria 'Addio del passato' y ella llora emocionada: "Había muchísima energía, y el público me devolvió todo el esfuerzo".

Nadine Sierra tuvo que cancelar por enfermedad a las 12:30 horas la función del domingo, en la que actuaba con el tenor peruano Juan Diego Flórez, con gran expectación de público.

Sabina Puértolas -que había visto la función el día anterior- entró en el Teatro Real al mediodía del domingo y salió a medianoche, después de haberse aprendido la producción, haber ensayado y memorizado las posiciones de su Violetta en el escenario, haberse probado vestuario, maquillaje y peluquería en tiempo récord antes de actuar.

"No es una producción al uso, y tiene una caja escénica con una acústica maravillosa", explica la soprano -nacida en Zaragoza pero que creció en la localidad navarra de Tafalla-, y que debutó en este papel en el año 2001 y lo representó por última vez hace un año en Jerez.

Pero confiesa que esta producción de la Ópera Nacional holandesa que se estrenó con gran expectación en 2005 en el Festival de Salzburgo, y que dirige Willy Decker, tiene al personaje principal todo el rato en escena, una circunstancia que ella nunca había vivido.

"Me sentí totalmente arropada por los compañeros", y al terminar "estaba en 'shock', hasta los trabajadores del teatro me estaban aplaudiendo", comenta, todavía cansadísima y con "muchas cosas que procesar".

"Es algo difícil de vivir", reconoce la soprano que cambió un fin de semana familiar con un viaje a Nueva York incluido por este reto en el Teatro Real. "Estoy en un limbo", concluye.