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Kase. O: “La política me parece el arte de la mentira”

El rapero maño edita “Dentro de el círculo”, un documental que explora los entresijos de la grabación de su disco en solitario y que supone su broche de oro: “No quería que se acabara”

Kase. O en la promoción de "Dentro de el círculo"
Kase. O en la promoción de "Dentro de el círculo"MARCOS CEBRIAN

Hablar de Kase. O es deletrear el rap español. “Erreapé”, como soltaban mucho antes los raperos como muletilla respetuosa, casi honorífica, al género. Y el género es Kase. O. El maño siempre ha estado un paso por encima, un paso por delante del resto; toda la escena esperaba como agua de mayo que el artista cerrara el círculo, su círculo particular, esa espinita a modo de disco propio que se demandaba constantemente. Llegó en 2016 tras casi 5 años de agónica espera. A él vuelve tímidamente el zaragozano, no para reabrirlo, sino para cerrarlo definitivamente. Porque aunque “no quiere que se acabe”, ya toca. Y para ello está “Dentro de el círculo”. Parece que ya sí. Que ya definitivamente se cierra.

“Dentro de el círculo” y “Remixes y regalos” son, por una parte, un documental que explora y saca a relucir los entresijos de la grabación del álbum, así como momentos después pero que tienen que ver con el álbum (momentos íntimos en el backstage, preparativos, el estudio) y, por otra, una serie de temas inéditos, otros remasterizados y otros versionados a capella, además de las instrumentales musicales.

Lo digo sin vergüenza y sin nada: no quería que se acabara. Me ha costado producirlo muchos años y lo bueno se pasa muy rápido”, explica Javier Ibarra, o Kase. O, ante el por qué de este documental. “El Círculo” son cuatro años de trabajo, empezados en 2012 y finalizados en 2016, los dos últimos de manera más intensa. La guionización, digitalización, edición y comercialización de todo el proceso productivo fue pura casualidad: “Esto iba a ser un recuerdo para mí porque es un disco que me ha cambiado la vida. Durante la grabación iba dejando cámaras para grabar el proceso. Iba a ser algo para mi vejez”.

Es un adiós, un adiós real: hace ya tres años que el maño demostró que efectivamente, que no estaba muerto, que estaba de parranda. O no tanto. Sufrió una depresión en el camino por el miedo a no estar a la altura. A no llegar a lo pedido. El público le quería a él, y no sólo eso, sino a su mejor versión. El esfuerzo fue grande; la recompensa, también; el adiós, quizá lo que más: “Necesitaba una guinda para decir: ‘Vale, sí, “El Círculo” ya ha estirado todo lo que tenía que estirar’. Con esto ya culmino la experiencia. No quería el típico DVD con los conciertos de fin de gira”.

Pero no lo maten todavía: suena a despedida más de hasta luego que de hasta nunca: “Aún quedan cosas por hacer. Ahora estoy cansado creativamente, no sé qué hacer con lo próximo, cómo enfocarlo… Quiero hacer algo distinto y sorpresivo. Y tengo claro que no lo quiero hacer sólo. Juntarme con una banda o compartir el peso de las letras con otro rapero. Ya te digo que fue un proceso muy fatigante y no tengo energía aún para embaucarme en otro proyecto así”.

Asegura que no será “El Círculo 2”. ¿Vivimos nosotros en uno actualmente, con Cataluña todo el día fusilando los medios de comunicación? “Este nuevo proyecto tendrá que demostrar si es progresista o no. Hay que demostrar el arte de la política: sentarse a hablar y a hablar de todos, de Aragón, ya no te digo de Extremadura. La política la veo más un puro teatro, no un arte. Quizá el arte de engañar”.

Ahora toca sacar a pasear la mano y sacudirla, observar el cierre de uno de los discos más influyentes de la escena hip-hop nacional y esperar a lo próximo. Todavía parece lejano, sí. Pero no siente miedo por la escena presente y la maleabilidad de los gustos: “Aún hay espacio para el rap más clásico y muchos oyentes lo demandan a día de hoy”. Normal: ya tiene a toda una generación volviendo a esperar su próximo paso.