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El Teatro Real cierra el año con una tragedia muy flamenca

El Ballet Nacional de España rescata la «Electra», dirigida y coreografiada por Antonio Ruz, que presentó en 2017
JESUS_ROBISCOJesús Robisco

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Dice Antonio Ruz que no sabe crear sin dejarse llevar por su intuición. Es esta la que le guía por los caminos de la danza y de las historias. Solo así, cuenta, es capaz de encontrar «los nexos de unión entre la temática y mi propio universo creativo». Ahí, en las raíces, es donde el coreógrafo se hace grande. Es el lugar en el que es capaz de imaginar un mundo clásico como el griego repleto de volantes y palmas. Solo acudiendo a la España rural, «profunda y costumbrista que tanto me ha inspirado desde niño», se podía convertir la historia de «Electra» en un canto patrio: «Aunque su argumento dista de nosotros más de dos mil años, su visceralidad y su belleza estética provocaron en mí un magnetismo que me llevó a nuestra propia cultura popular». Así justifica Ruz la pieza que estrenó en 2017 y que ahora recupera el Ballet Nacional de España (BNE) –esta vez bajo la dirección de Rubén Olmo– en el Teatro Real (28, 29 y 30 de diciembre): tras asesinar a su esposo Agamenón (responsable de la muerte de su hija Ifigenia), la reina Clitemnestra ha casado a Electra, su otra hija, con un humilde pastor para evitar que la muchacha tenga descendencia noble. Aunque el campesino no consuma el matrimonio al saberse no correspondido... Es parte del argumento de una historia firmada ahora por un Alberto Conejero que define «Electra» como «una historia de fantasmas familiares, de viejas querellas, de ausencias ingobernables. Un mito que sigue deslumbrando por su fuerza y su universalidad», explica el dramaturgo.
La tragedia griega toma aires flamencos dentro de un nuevo universo mediterráneo en el que ha contado con la colaboración de Olga Pericet en el proceso de creación y de la cantaora Sandra Carrasco, cuya voz acompañará la acción y los pasos de los bailarines, «marcando el pulso de la narración». Ha querido Rubén Olmo rescatar la pieza que debutó en el Teatro de la Zarzuela como ejemplo de una de las líneas a seguir durante su dirección: «Es un título que ha logrado el equilibrio perfecto entre la danza española y contemporánea». A pesar de lo cual, Ruz quiso aclarar ayer en rueda de Prensa que no pretende romper con la tradición sino «llevar a los bailarines a un espacio al que no están acostumbrados».
Así, la nueva representación no llega al Real con «grandes cambios», en palabras del director y coreógrafo, sino con «ligeras adaptaciones en los matices, ya que los bailarines no son los mismos que hace dos años. Hay que readaptar los ballets a cada espacio en el que se representa. Ahora la obra tiene más empaque y más peso, pero no ha sido una evolución pautada».
Dónde: Teatro Real, Madrid.
Cuándo: 28, 29 (doble sesión) y 30 de diciembre.
Cuánto: de 36 a 114 euros.

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