Personajes (II): Juan Casado
El médico y escritor presenta su segunda novela, “Dame tu mano”
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Ya he hablado en esta columna de Juan Casado. Como médico, creo sin exageraciones que es el mejor pediatra europeo. Si conocieran su biografía, su origen humilde y sus ímprobos esfuerzos para llegar a ser médico, se darían cuenta de que su nombre debería figurar con letras de oro en la Historia de la Medicina española. Hoy está jubilado, pero porque existe una norma estúpida que aparta de la profesión –al cumplir 70 años, en el caso de los funcionarios– a personas que deberían seguir al pie del cañón mientras ellas pudieran y quisieran. Quienes le hemos llevado a nuestros hijos a su consulta privada (en mi caso) o al Hospital del Niño Jesús (referente mundial en su especialidad) “deudores somos sin tiempo” de este menudo ser humano, pero enorme en todas las facetas de su vida.
Sabe lo que es el esfuerzo, el sufrimiento (el propio y el ajeno), cura con palabras, con aerosoles y con muy pocas medicinas (salvo cuando se revelan imprescindibles). Escucha, observa, toca, huele…, todo lo que hacían los grandes médicos de antaño con muchos menos medios que los de hogaño. Como escritor de literatura de ficción, su última y enriquecedora profesión, ya hablé en esta columna (28.1.19) con motivo de la publicación de su primera novela “El embrujo del violonchelo”.
Hoy quiero hacerlo de su segunda novela “Dame tu mano” (editorial Kailas). Escrita con el corazón: una preciosa historia de amor, retomada tras años de ausencia, llena de ternura, pasión, sexo… Y con la inteligencia: los personajes son médicos y entablan unos diálogos de gran altura científico-médica, pero comprensibles para un lector que guste de tener a mano un diccionario para ampliar su cultura general y su vocabulario. Una novela que trasluce vida, y todo lo que eso supone. Por favor, léanla. No les dejará indiferentes.