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Música

Industria discográfica

Christina Rosenvinge: “Mis canciones son confesionales pero buscan tomarle el pulso al tiempo”

Tras recibir el Premio Nacional de Músicas Actuales, y publicar un disco y un libro confesionales cierra el ciclo de “Un hombre rubio” en Inverfest

Catalina O. Salas
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Cierra, seguramente, los dos mejores años de su carrera artística, en los que Christina Rosenvinge (Madrid, 1964) ha recibido el Premio Nacional de la Músicas Actuales, publicando uno de los mejores discos de su carrera, «Un hombre rubio» y lanzado un libro de apuntes: «Debut. Cuadernos y canciones» (Random House). Esta noche se despide del disco para el público madrileño, aunque todavía quedarán otras fechas en la Península para quien se haya perdido la alta intensidad de un trabajo que hunde sus raíces en la relación de Rosenvinge con su padre, asunto del que, avisa, solo ha contado «una pequeñísima parte». Antes de pensar en nuevas ideas, Rosenvinge ha producido a Niños Mutantes y terminado la banda sonora de una película en la que ha actuado.

–¿Han sido los años más fructíferos de su carrera?

–Sí, una época fantástica, porque vas enganchando propuestas, una te lleva a la siguiente. Pero creo que tiene cierta lógica porque mis hijos son adolescentes y eso me ha permitido centrarme más en mi trabajo.

–¿Le resultaba imposible conciliar?

–Es un tema que afecta mucho a cualquier profesión que implique viajar.

–¿Cree que la verdad que hay en el disco y en el libro han propiciado el mayor reconocimiento?

–No me puedo quejar de las críticas que he tenido en los últimos 10 o 12 años. Desde que volví al castellano, el reconocimiento ha sido constante. Pero ahora puedo ir de gira y viajar más, y pienso que por eso mi público ha crecido. Cuando escribes o compones uno siempre pone todo, lo hace con la misma intención, poniéndolo todo y echando todo lo que tiene. Y a veces eso concuerda con lo que la gente quiere escuchar y otras veces no. Ha habido artistas que han hecho cosas muy buenas y desapercibidas.

–¿En quién piensa?

–Por ejemplo, en Los Hermanos Cubero. Todos los que lo hemos escuchado nos ha tocado. Por eso creo que las cosas suceden por factores incontrolables.

–¿Qué es lo que más satisfacciones le ha dado en este último tiempo?

–Tocar en directo y poder hacerlo en Latinoamérica. He hecho Chile de norte a sur, también el Rock al Parque en Colombia, México...

–Me insiste con la dificultad de girar. Veo que tenía un déficit ahí...

–Sin duda. Los músicos vivimos sobre el escenario y es muy importante para mí. El libro ha complementado al disco, porque se cierra con un capítulo que corresponde a «Un hombre rubio» que tiene mucha importancia.

–¿Siente que lo ha contado todo de ese tema de su vida?

–No, nunca se cuenta todo. En realidad, aunque parezca lo contrario, solo es una pequeñísima parte. Las canciones son una elaboración psicológica de algo, y en mi música hay algo confesional y un 50 por ciento que es más un diálogo con la contemporaneidad, con lo que pienso que le está pasando a todo el mundo. Siempre busco tomar el pulso al tiempo. Quizá por eso no soy tan complaciente conmigo misma a la hora de repetirme, porque el momento presente es para mí muy estimulante.

–Pues hemos vivido una época muy convulsa.

–Completamente. Y muy esperanzadora. Yo soy una optimista nata. Si hace diez años me dicen que íbamos a hablar tanto de ecologismo y de feminismo, que estaría en la portada de todos los periódicos, no me lo habría creído. A pesar de la percepción que tenemos, vamos a mejor.

–Usted habla de feminismo desde hace años.

–Con Álex y Christina ya hacíamos canciones feministas, como «El souvenir»...

–Pero pasaba desapercibido o esos mensajes no calaban...

–Yo lo mencionaba siempre. Hay una película, «Todo es mentira» que hago de mí misma. Álvaro Fernández Armero hizo un guión en el que estaban reflejados todos sus amigos y lo que hacía cada uno y yo aparezco como una feminista furiosa que está todo el rato regañando a todo el mundo. Mis amigos veían el feminismo en aquella época como algo trasnochado, fíjate. O sea, que llevo dando la matraca con esto desde el 86... (risas). Pero yo no era huraña ¡era alegremente combativa!

-¿Cómo se siente como músico en directo?

-Esta es una parte que, a diferencia de la escritura, que escribes y ya no lo puedes cambiar, las canciones sí que están vivas, son orgánicas. Y para la gente que vio el concierto de principio de gira, las canciones eran virginales, no tenían experiencia. Ahora ya se han transformado. Han cogido matices y han evolucionado.

-¿Tienen conciencia las canciones?

-Sí, sí. Se transforman todo el tiempo. Para esta gira, que son temas de rock he tenido hasta que prepararme físicamente. Ir a correr, al gimnasio... estar fuerte. Es muy distinto estar sentada al piano que llenar un escenario grande. Hubo una parte de preparación física.