Mulan, la nueva heroína feminista de Disney
La directora neozelandesa de «En tierra de hombres», Niki Caro, revisiona la importancia del poder femenino y apuesta por una adaptación cinematográfica de carne y hueso de la mítica película «Mulan»
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La mujer que se describe en las primeras líneas de la tradicional Balada de Fa Mulán tiene unos cabellos kilométricos de seda y nadie sabe dónde está su corazón, tampoco su pensamiento. Tras despedirse de sus padres en mitad de la noche, la joven emprende un arduo camino hacia la guerra que termina convirtiéndose, sin ella ser plenamente consciente, en un sorprendente y nada convencional ejercicio de liberación femenina. El tiempo corre con la agilidad de un caballo salvaje mientras la portadora de la melena azabache «cruza miles de millas» y «corre como volando por pasos y montañas» mientras las ráfagas del cierzo traen son de hierro y preludian la sangre que pronto se derramará como consecuencia de la invasión del Imperio de los hunos a China.
Adelantándose al espíritu de la tradición oral de los romanceros populares de Occidente que vendrían después como aquel de la doncella guerrera y recogiendo la esencia milenaria del entramado de leyendas de la dinastía Tang, la existencia de una mujer que se disfraza de guerrero para sustituir el lugar de su anciano padre y unirse a las filas de un ejército exclusivamente masculino terminó convirtiéndose durante el siglo VI en una historia que no terminaba de perfilarse como verdadera, pero tampoco como mera fantasía. Una suerte de cuento juglaresco, de distracción del alma cuya base histórica sigue sin confirmarse a día de hoy.
Cuatro siglos después de la creación del mito, el poderoso estudio cinematográfico de Walt Disney decidió rescatar las bases de esta leyenda china para crear una de sus películas más valientes y arriesgadas: «Mulan». En esta versión primigenia de animación, la joven adopta una actitud y un aspecto históricamente asociado a la masculinidad imperante para tratar de pasar inadvertida entre sus compañeros de batalla, estableciendo de ese modo un interesante discurso sobre la construcción del género, la contraposición de estereotipos y los problemas de corte discriminatorio –invisibilización, asignación desigual de tareas, condescendencia paternalista, sobreprotección, ausencia de confianza en las capacidades, minusvaloración y colonización de los cuerpos, –por mencionar algunos ejemplos–, que las mujeres han padecido de forma sistemática a lo largo de la Historia.
Renovando los orígenes
Lejos de repetir el cariz sexista de los personajes protagónicos femeninos que siempre mostraban a la clásica princesa anulada que necesitaba ser rescatada por un hombre y cuya importancia de acción en el transcurso de la historia se limitaba a ejercer de elemento pasivo, la factoría se alejaba por primera vez de la reproducción de tópicos machistas y presentaba un personaje profundamente independiente, transgresor y decidido cuya condición de mujer no hacía otra cosa que revalidar sus posibilidades de triunfo tanto personal como social. Han pasado veintidós años del éxito cosechado por parte de la super major –incluyendo nominaciones a los Globos de Oro, a los Oscar y la obtención de varios distintivos Annie (Asociación Internacional de Películas Animadas– y Disney parece encaminado en el avance progresivo hacia un concepto más igualitario de entretenimiento.
A la ola de esa dinámica revisionista que pretende desquitarse de la abundante presencia masculina de los papeles principales y potenciar el liderazgo de mujeres curiosas, atrevidas, válidas y enteramente autosuficientes encabezada con propuestas como «Frozen» o «Moana» se suma ahora «Mulán», una nueva versión de carne y hueso dirigida por la cineasta neozelandesa Niki Caro, que ya mostró su habilidad manifiesta y su carácter crítico en términos de reivindicación feminista con la cinta protagonizada por Charlize Theron «En tierra de hombres».
Caro declaraba ayer tras su paso por la capital para la presentación del avance oficial de la cinta que «siempre es el momento perfecto para contar una historia tan potente y tan emocionante como ésta. Recuerdo que cuando empecé a pensar en ser directora, cuando era adolescente, alguna vez me planteé que a lo mejor me tenía que disfrazar de hombre, como Mulán. No tenía referentes femeninos a los que seguir», tal y como recoge Europa Press.
En la guerra no se canta
La resonancia contemporánea de Mulan es algo que la cineasta ha querido destacar para diferenciarla de la original y traerla al presente más inmediato hasta el punto de que resulta fácil detectar varias diferencias con la versión del 98. Algunas de ellas como la ausencia de romance alguno con ningún capitán, la reducción del peso musical y la consiguiente anulación de temas tan capitales como «Mi reflejo» y especialmente la significativa ausencia del icónico dragón Mushu, han desatado la nostalgia y la decepción de algunos adeptos en las redes sociales (llegando a convertirse en «trending topic» después de anunciarse la noticia) por considerar un pilar fundamental de la trama el fiel acompañamiento de este pequeño e histriónico consejero rojo o la emoción de estrofas como «mira Bien. Nunca voy a ser una novia ideal o una buena hija. No sabré tal papel jamás tomar. Ahora sé que al demostrar quien realmente soy gran dolor podría causar».
La directora de «Memoria y deseo» rebatía recientemente durante el transcurso de una conferencia sobre la película las peticiones expresas de los fans: «Volviendo a la cuestión del realismo: no tendemos a cantar cuando vamos a la guerra. No es que esté diciendo nada en contra de la animación. Las canciones son brillantes, y si pudiera ponerlas allí, lo habría hecho. Pero honramos la música de la animación de una manera muy significativa. Supongo que es lo más importante para mí hacer, rehacer, un título icónico como «Mulan» en «live-action». Es el hecho de que puede ser real, y es la verdadera historia de una niña yendo a la guerra», señalaba.
Esa toma de decisiones a la hora de desmarcarse de algunos de los elementos clave de la original entronca directamente con la necesidad de acercamiento a un público mucho más exigente y crítico que encuentra en el refuerzo igualitario de los personajes un aliado feminista efectista y efectivo. A este respecto Caro hacía gala de una independencia creativa sustancial a la hora de cambiar algunos elementos: «A mí me encanta, pero Mushu es irreemplazable. Lo mismo ocurre con las canciones. Al relatar esta historia en imagen real queríamos mostrar cómo es para una joven embarcarse en una aventura bélica como ésta. Y por mucho que nos gusten las canciones no encajaban en esta forma de contar la historia», recogía Europa Press.
A pesar de que la cinta no llegará a la gran pantalla hasta finales de marzo, los deseos de los seguidores más acérrimos ya se han materializado con el lanzamiento de un «teaser» en el que se puede advertir la heroicidad y la potencia belicista de esta historia inmortal de búsqueda de la identidad y el honor en la que la mujer se erige como el origen y el destino de la lucha. Como el depositario más efectivo y poderoso de lealtad, valentía y fuerza. Como el cabello enmarañado con la frente adornada con pétalos dorados capaz de empuñar una espada sin sentir el peso patriarcal del mundo sobre sus manos.