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¿Matarías por un trabajo fijo?

Alfonso Sánchez vuelve a compartir escena con su «compadre» Alberto López y dirige «Para toda la muerte», una crítica a la precariedad
larazon
  • Periodista. Amante de muchas cosas. Experta oficial de ninguna. Admiradora tardía de Kiarostami y Rohmer. Hablo alto, llego tarde y escribo en La Razón

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De las patillas dimensionadas al más puro estilo «boca de hacha» y la ofensiva cantidad de gomina presente en la cabellera acaracolada de «El Rafi», al cuello alto y la barba prominente de un marido celoso. La transición de Alfonso Sánchez (Sevilla, 1978) ha sido de todo menos monótona. Y es que el integrante de «Los compadres» (dueto cómico integrado por Sánchez y Alberto López) lleva un tiempo tocando todos los palos con la esperanza de que alguno levante la piedra definitiva del éxito. Guionista, actor, cómico y director de cine ahora se agarra a esta última faceta para presentar la cinta «Para toda la muerte», una suerte de sainete contemporáneo sobre la precariedad laboral y la presión social del funcionariado público que utiliza el humor como herramienta efectiva para denunciar la injusta situación actual del mercado.
«La risa es la distancia más corta entre dos personas y por eso la elegimos como lenguaje personal con el público», comenta el actor Alberto López, quien repite escenario con su «compadre» e interpreta el papel protagonista de José Vicente, un trabajador con callo, un auténtico «currela» de los de toda la vida que invierte ocho años en preparar unas oposiciones que le garanticen la seguridad de un puesto fijo para terminar siendo relegado por un «fallo» administrativo a la categoría de primer suplente.

Instinto asesino

«La desesperación no debe nunca justificar la realización de un acto atroz pero, ¿serías capaz de actuar como José Vicente? La necesidad a veces nos empuja a comportamientos que están agazapados, escondidos y muchas veces ni conocemos...», señala Alfonso. El espejismo de la plaza fija o la futilidad de una promesa de futuro inicialmente prometedora que termina convirtiéndose en una eterna inmersión en la monotonía del trabajo subyacen en un filme que mezcla, en palabras de su director, «elementos más teatrales procedentes de miradas como la de Jardiel Poncela, Mihura, Alfonso Passo o Rafael Azcona. También hay guiños a cintas de Hitchcock o algunas como “Los odiosos ocho” de Tarantino o “La pantera rosa” de Blake Edwards», afirma.

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