Una Quijote para el nuevo Biblioteca Breve
«Noche y océano», la primera novela de Raquel Taranilla, obtiene este prestigioso premio. La obra es una reflexión paródica sobre la sociedad del conocimiento y nace de el rechazo que le supuso leer la novela “Aire de Dylan” de Enrique Vila-Matas
Creada:
Última actualización:
La debutante Raquel Taranilla obtiene el Premio Biblioteca Breve con «Noche y océano», una primera novela que discurre entre la literatura y la cultura del siglo XXI. La obra está basada en un caso real y parte del robo del cráneo embalsamado del director de cine mundo F. W. Murnau, autor de filmes míticos como «Nosferatu» y «Amanecer». A partir de esta noticia, la protagonista, Beatriz Silva, una profesora universitaria, hastiada ya de la monotonía y los ritmos que imponen las aulas, está convencida de que conoce al autor de la sustracción: J. B. Quirós, un cineasta de culto que persigue la estela del famoso realizador. Un hombre obsesionado con llevar a cabo un documental sobre la gran figura del expresionismo alemán del séptimo arte; una persona que ha viajado por diferentes países, ha consultado archivos y ha hablado con distintos expertos y conocedores de este genio de la gran pantalla. Beatriz Silva, convencida de la culpabilidad de su vecino, comenzará a recoger pruebas y evidencias, ciertas o no, que la confirman en su idea. «Envié la novela algo hastiada, sin ninguna esperanza, la verdad. Ha sido una gran sorpresa. Me siento un fruto malsano de la sociedad del conocimiento. Comparto el hastío de Bea, pero es mucho más allá de mí y que representa nuestra época. Para mí es una novela gótica sobre un enamoramiento en una casa destartalada. Y a partir de aquí todo entra. La voz es mucho más potente que yo. Lo que he pretendido con esta novela es que nos divirtamos porque lo que hacemos es muy divertido, niños y niñas jugando a cosas muy poco importantes», dijo ayer Taranilla al recibir el galardón.
El jurado, compuesto por Lola Larumbe, Fernando León de Aranoa, Clara Usón, Pere Gimferrer y Elena Ramírez, destacó «el aspecto lúdico y paródico que caracteriza esta historia rebosante de humor inteligente y enorme energía expresiva, escrita con gran seguridad y aplomo del todo inesperados en una primera novela novela. Una voz inconfundible, tan poderosa como sagaz, que convierte este libro en una obra extraordinaria de una calidad fuera de lo común». Estas páginas, por las que circulan nombres y eventos de la alta cultura y la cultura popular, y por la que discurre también una delicada crítica social y una ironía fina y penetrante sobre los ambientes universitarios, «es un juego intelectual, un monólogo desbocado, que contrapone aislamiento casi romántico de la protagonista y el océano de información en el que nos ahogamos casi a diario. Rompe las convenciones del relato y en ocasiones es difícil discernir la ficción y la realidad, que es una marca de nuestro tiempos», comentó durante la presentación Fernando León de Aranoa, miembro del jurado y, también, director de cine.
Por su parte, Clara Usón señaló que «es el descubrimiento de un gran talento que ha firmado una novela paródica y divertida. El humor es muy literario, una obra posmoderna que se ríe de la novela posmoderna. Una metáfora de la vida contemporánea. Raquel Taranilla aquí mata muchos padres». Pere Gimferrer comentó que «es una voz poderosa y personal. Es una obra de calidad fuera de lo común y distinta a las que suelen leerse». Incluso la editora de Seix Barral, Elena Ramírez, comparó la narradora como «una Quijote del siglo XXI o al menos cuando la lees la sensación es la misma».
La novela surgió de dos ejes paralelos. Por un lado, la precariedad instalada en los profesores universitarios, “que hace que muchas mentes brillantes tengan que hacer un sobresueldo como camareros para poder sobrevivir”, recordó Taranilla; y por otro el rechazo que sintió al leer la novela de Enrique Vila-Matas “Aire de Dylan”. “Me pareció injusta con la gente de mi generación, una descripción perezosa, y mis personajes son como una reacción a los de Vila-Matas, como Vilnius”, concluyó Taranilla.