Teatro
Concha Velasco vaticina: «Moriré a los 82 años» (pero qué va)
La actriz asegura que tiene la cabeza «mejor que nunca», y es que es un terremoto.
La primera vez que Concha Velasco dijo que se iba nos la creímos y saltaron las alarmas. Llegaba a los 78 años y su hijo le había preparado «El funeral» perfecto: una obra a medida, «como las de Broadway», le pidió, «que mezcle “El fantasma de la ópera”, “Sunset Boulevard”, “Mary Poppins” y “La bruja novata”». Iniciaba gira en casa, Valladolid, y al término de ésta diría adiós. Tampoco parecía un plan tan descabellado... Lo que sucede es que de aquello ya han pasado dos años y la grandísima Velasco sigue dando guerra. Ciudad que pisa, ciudad en la que amenaza con bajarse de los escenarios, aunque lo que de inicio fue un «seguro», se ha convertido en un «quizá», y con la boca bien chica. Así lo volvió a confesar, ayer, durante la presentación de la obra en el Teatre Borràs (Barcelona), y, siguiendo esa progresión de mayor a menor certidumbre, a los pocos minutos, se arrancaba con que está estudiando otro papel para «La habitación de María», que dirigirá José Carlos Plaza.
Así que lo dicho, es mayor, no neguemos la evidencia, pero hay Concha para rato. Asegura que tiene la cabeza «mejor que nunca», y es que es un terremoto. Pone patas arriba cada evento al que acude. Se cayó hace no mucho, de ahí que ahora vaya con bastón por la vida, y eso tampoco va a ser un impedimento para que deje de disfrutar. Lo agarra, lo mueve como la estrella que es y a otra cosa. Ya afirmó hace tiempo que no tenía edad para no vivir todo al máximo y vaya si lo cumple. No le teme a la muerte. Además de jugar con ella cada noche de función –donde interpreta al fantasma de la fallecida Lucrecia Conti–, lo último de doña Concha ha sido pronosticar el día de su adiós. Tirando de ciencias exactas, la actriz ha decidido que como producto resultante de la suma de su padre más su madre, su carrera vital terminará cuando llegue a los 82: «Lo tengo previsto». Ni antes ni después. Es la conclusión –un tanto cuerdiana aprovechando que se nos acaba de ir– a la que llegó al trazar la media entre la edad de defunción de uno y de otra. Concha Velasco coge así el testigo de Gila y hace suya la frase del humorista de que «la vida toda es un chiste. Nacer, morir... ¡Menuda broma!». Y es que para la intérprete estas minucias de la existencia ya no son un desafío, sino el día a día: «Desde que hago “El funeral” y me veo muerta en escena estoy acostumbrada».
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