Crítica de “El plan”: Cuidado, hombres al límite ★★★✩✩

Dirección y guión: Polo Menárguez (adaptación de la obra de Ignasi Vidal). Intérpretes: Raúl Arévalo, Antonio de la Torre y Chema del Barco. España, 2020. Duración: 135 minutos. Drama.

«¿Vosotros os hacéis preguntas o no?». Dicho así, de pronto, la voz en off no provoca vértigo alguno. Pero cuando prosigue y habla de la masa blanda, del cerebro, «el auténtico capitán de toda la nave», que no el corazón, y luego, ese mismo tipo relaciona a los parados con una buscada identidad victimista, entonces ya intuyes que ese mismo hombrecillo de hablar pausado esconde algo detrás, en su propia y laberíntica cabeza, extraño.

Nueve de la mañana, es verano en el barrio madrileño de Usera. Paco, Ramón y Andrade, tres amigos que no trabajan desde que cerró la empresa en la que prestaban servicio, quedan para ejecutar un plan. ¿Cuál? Quién sabe, qué importa, al cabo. Pero una serie de contratiempos les impiden salir de casa y, paulatinamente, iremos conociendo a fondo las vidas de estos personajes, los conflictos, las carencias, el pánico, la náusea. No hace falta jurar que la película de Polo Menárguez está basada en la notable obra de teatro creada por Ignasi Vidal porque su marcada estructura narrativa así lo delata, ni, tampoco, que el tono de comedia –de excelente comedia– con que se desarrolla la historia no oculta, sobre todo y ahondado el metraje, la pronfunda y actual tragedia que esconde detrás.

Y todo revienta como una olla de garbanzos que alguien olvidó en el fuego: uno, por una infidelidad; el otro, porque ningún porro puede ocultarle que acaba de encontrar a su madre 30 años después de haberlo abandonado; y el último... Con el trasfondo de una sociedad en la que la masculinidad está resultando replanteada permanentemente, Menárguez insiste: cuando ésta, malentendida, explota, estaremos todos perdidos. Y no, no habrá explicación psicológica que lo pretexte.