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Neruda se vende al mejor postor

La Suite Subastas de Barcelona ofrece con un precio de salida de 650.000 euros el más importante legado privado del Nobel. Será el 19 de marzo
  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Por unos días, al menos hasta el próximo 19 de marzo, se diría que la Isla Negra se ha trasladado a Barcelona, concretamente a la casa de subasta La Suite. Es allí donde se expone hasta esa fecha uno de los más impresionantes archivos literarios reunidos por un particular. Se trata del fondo documental y blibliográfico que el coleccionista y bodeguero riojano Santi Vivanco ha reunido referente a Pablo Neruda. Ese trabajo de recopilación entre Europa y América realizado en los últimos 25 años se ofrece ahora como un único lote en una subasta con un precio de salida de 650.000 euros.
Ayer, durante la presentación de este conjunto dedicado al autor de «Canto general», Juan Manuel Bonet aplaudía la excepcionalidad de un conjunto con ejemplares únicos del corpus nerudiano, además de por el hecho de haber logrado documentos extraordinarios, todos ellos objeto de un trabajo «detectivesco». Todo ello permite escribir una biografía diferente del Premio Nobel chileno, documentos que en muchos casos siguen siendo inéditos o no se han tenido en cuenta por los investigadores. «A mí siempre me pareció un poeta celebratorio que cantaba al amor de manera positiva», explicaba Vivanco, quien reconoció que «estoy más enamorado de la persona que del poeta. Neruda fue un viajero forzoso que siempre se mantuvo fiel a sus ideales comunistas». La subasta representa para el coleccionista «el final de un ciclo» y que quiere que se conserve unido. Eso es lo que le ha hecho decidir vender todo el archivo como un único lote, un material que «me gustaría que se preservara unido en un lugar en el que pueda ser consultado por todos».
Lo que se ofrece al mejor postor en La Suite es un recorrido por todo Neruda, desde sus inicios literarios casi como un modernista hasta su consagración como uno de los poetas más leídos de todos los tiempos. A ello se le suman cartas, dedicatorias, fotografías o mecanoscritos con no pocas noticias sobre el autor chileno y sus circunstancias.
Las cifras hablan por sí mismas: 23 poemas y 164 documentos (manuscritos y mecanografiados); 91 primeras ediciones y 48 ediciones posteriores con dedicatoria y/o autógrafo; 100 fotografías, 89 cartas, 12 postales, y 5 libros de otros autores con dedicatoria a Neruda. También hay 3 libros de artista; 2 manuscritos de otros autores; 14 folletos y 42 vinilos, fondos en los que afloran vivencias familiares, amorosas, literarias, diplomáticas y vitales del autor de «Confieso que he vivido». Además del mismo Neruda, encontramos muestras de su amistad con Ramón Gómez de la Serna, Nicanor y Violeta Parra, Vicente Aleixandre, Salvador Allende, Rafael Alberti, Gabriel García Márquez, Margarita Xirgu o Pablo Picasso, por citar unos pocos nombres de una larga lista.
Olga, querida Olga
Gracias a lo reunido por Vivanco podemos conocer, por ejemplo, los documentos de la relación que el poeta mantuvo con Olga Margarita Burgos, una dentista chilena, y a la que dedicó un ejemplar de su «Crepusculario». Con ella forjó una buena amistad que se prolongó más allá cuando ya no eran pareja. «Olga de miel, Olga de fuego, Olga septiembre, Olga agua, Olga roja, Olga ardiendo, Olga sombra», escribe Neruda en una carta.
En la primera edición de un ejemplar de «Veinte poemas de amor y una canción desesperada», estampa una dedicatoria para un buen amigo: «Para Gabriel García Márquez, querido amigo, con mis felicitaciones por este “hallazgo” de hace casi 50 años y que ni yo tengo». A Neruda ya no le quedaban ejemplares de su libro más célebre y así se lo recordaba al autor colombiano.
Uno de los documentos más emocionantes es una carta que Miguel Hernández escribe a Neruda en 1938 con todo el cariño: «Pablo: ahí va esa con todo el afecto que te tengo y un puñado de recuerdos de ayer y hoy. No sé más de lo que dicen tu libro y Juvencio [Valle]. Tengo ganas de reunir horas con vino y alegría y poesía. Iremos Vicente [Aleixandre], Antonillo [Aparicio] y yo a tu tierra triste y hermosa. Tenemos que ir y descansaremos de esta lucha, y respiraremos el aire que nos hace falta. Tres abrazos para cada momento. Miguel».
Entre lo mucho bueno reunido por Santi Vivanco también se nos abren las puertas al laboratorio del escritor, a su taller de trabajo gracias, por ejemplo, a las galeradas de «La espada encendida». En ellas tenemos un total de ochocientas correcciones y anotaciones, además de medio centenar de variaciones de lo que sería la edición final del libro, algunas tan llamativas como los últimos versos que dan una nueva lectura a la moraleja final de la obra. De uno de los libros más conocidos y buscados por los bibliófilos, «Los versos del capitán», se incluye una hoja en la que Neruda da una explicación de por qué fue publicado de manera anónima: «Lo que yo discutía en mi interior, mientras tanto, era si debiera o no sacarlo de su origen íntimo: revelar su progenitura era desnudar la intimidad de su nacimiento. Y no me parecía que tal acción fuera leal a los arrebatos de amor y furia, al clima desconsolado y ardiente del destierro que le dio nacimiento».

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