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El “César de la vergüenza” para Polanski divide al mundo cultural francés

El realizador Roman Polanski, acusado de violación se lleva el premio al mejor director entre el escándalo: del “viva la pederastia” a las protestas en el exterior de la gala

French feminist protest against Polanski, Besson and Weinstein
February 28, 2020 - Paris, France : Demonstrations of Women's rights activists near Salle Pleyel site of the Cesars Night Gala. Women's rights activists have called for a boycott of the Cesars film awards ceremony, and plastered anti-Roman Polanski banners and graffiti at the event venue and the Cesar academy headquarters. Polanski is skipping the ceremony where his latest movie leads this year's nominations, because of protests prompted by a new rape accusation against him. The protest was also aimed at French director Luc Besson and American media mogul Harvey Weinstein. (Henri Szwarc/Contacto)28/02/2020 ONLY FOR USE IN SPAINHenri SzwarcHenri Szwarc

La ganadora de los 45 Premios César -los Goya franceses- fue “Les Misérables”, ópera prima de Ladj Ly, distinguida como la mejor película entre las 12 candidaturas que disputaba. Sin embargo, los focos y el ruido fueron para la elección de la academia de cine francesa como mejor director: Roman Polanski, que optaba a 12 estatuillas por “J’accuse”, se llevó el reconocimiento personal. Y, a continuación, la bronca y el escándalo. La situación era previsible, ya que asociaciones feministas y otras voces se habían alzado contra el director, acusado de violación, y contra la Academia, cuya dirección había dimitido en bloque en los días previos a la gala.

En cuanto a los premios, el retrato que Ly hace de la vida en los suburbios pobres de París se impuso con cuatro estatuillas, incluida la de mejor actor revelación (Alexis Manenti), mejor montaje y premio del público mientras que la narración de Polanski sobre el caso Dreyfus le siguió con tres, al sumar la de mejor vestuario y mejor adaptación, una distinción dirigida también personalmente al director franco-polaco, junto con Robert Harris. Pero el interés de la noche no estaba en quién se llevaría más galardones, sino en cómo de fuerte sonaba el nombre tabú: Polanski.

Y cuando el nombre de la polémica se escuchó en la gala, la actriz Adèle Haenel, nominada a mejor actriz, y la directora de la misma película Céline Sciamma, abandonaron el teatro con gritos de “¡Qué vergüenza!” y “Viva la pederastia”. Haenel, una de las mejores actrices del panorama francés, fue víctima de abusos sexuales por parte de otro director, Christophe Ruggia, cuando tenía 15 años. Voces como la de Noémie Merlant habían declarado antes de la gala que “reconocer a Polanski es como escupirle en la cara a las víctimas. Es como decir que violar a las mujeres no es tan malo”. De la misma opinión era el ministro de cultura francés, que ha señalado que reconocer al director franco polaco es “un mensaje negativo” para las víctimas de abusos. “Cada vez que se entrega un César, se está enviando un mensaje a la sociedad”, lamentó. A las afueras del teatro, algunos centenares de personas portaban pancartas contra la llamada “omertà” (ley del silencio) que impera en el cine francés.

Polanski no asistió a la gala para evitar problemas y tampoco quiso enviar un mensaje a través de un portavoz, pero aseguró que eso no le iba a impedir "hacer frente a un autoproclamado tribunal de la opinión pública dispuesto a pisotear los principios del Estado de derecho para que lo irracional triunfe de nuevo". El protagonista de su película, Jean Dujardin, criticó que "el voto democrático de los 4.313 miembros de la Academia sea cuestionado porque esos jueces autoproclamados no aprueban el resultado". Al final de la ceremonia, Fanny Ardant también salió en defensa del director: “Cuando amo a alguien, los amo apasionadamente. Realmente me gusta Roman Polanski, así que estoy muy feliz por él. Seguiré a alguien a la guillotina, no me gusta la condena. Después, debes entender que no todos están de acuerdo pero viven la libertad”, dijo.

Días antes de los premios, la actriz Brigitte Bardot había salido en la defensa del directo, que “salva al cine de su mediocridad”. “¡Le juzgo por su talento y no por su vida privada!”. En un mensaje escrito a mano lamentaba “no haber viajado nunca con él. ¡Viva (en español) Roman!”, escribía.

En cualquier caso, todo parece indicar que la gala de 2020 m,arcará un punto de inflexión por la dimisión de la directiva. “Fue la última de una época y la primera de otra", afirmó la presidenta de la ceremonia, la actriz Sandrine Kiberlain, informa Efe. “El cine siempre ha sido el mejor portavoz de movimientos de cambio, a veces incluso símbolo de la revolución. Este año es simbólico de la palabra liberada, de esas voces valientes que se han levantado y que espero que no sufran nunca más lo intolerable”.