Se cierran los museos, se abren las webs
Los grandes centros de arte de Madrid han cerrado sus puertas y van a potenciar al máximo su programación online. El Prado, el Reina Sofía, el Thyssen, La Casa Encendida y el Teatro Real, entre otros, apuestan muy fuerte por la cultura virtual
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Hacer de la necesidad virtud. Una frase que ayer pronunciaban en el Museo Reina Sofía y que puede resumir perfectamente cómo sacarle el mejor y máximo partido a una situación tan desconocida como la generada por el coronavirus. Los museos madrileños dependientes del Ministerio de Cultura y Deportes cerraron ayer a las 12 de la mañana sus puertas. El comunicado llegó bien entrada la tarde del miércoles. Lo harán hasta nueva orden. Pueden ser quince días en el mejor de los escenarios, aunque cabe la posibilidad de que se retrase. Curiosas las imágenes que mostraban la pinacoteca con cuatro o cinco visitantes, o sobrecogedoras aquellas que se han visto con las salas completamente vacías. Unas imágenes que harán historia, como los tres cierres anteriores de la pinacoteca que ha habido tras la Guerra Civil: durante la huelga de personal de 1987 (entre el 3 y el 13 de noviembre), la general en diciembre de 1994 y el cierre el 12 de marzo de 2004 debido a los atentados de Madrid. El del coronavirus es la cuarta clausura.
Los museos no se han quedado cruzados de brazos y han decidido potenciar sus webs, armas ya de por sí potentes y con las que disfrutar desde el entorno más íntimo. El Prado, cuyos alrededores están desde esta semana inusualmente desiertos (aunque que otro turista posa con mascarilla junto a la escultura de Velázquez), ya ha puesto en marcha la iniciativa «El Prado contigo», un programa diario de actividades a través de sus redes sociales para mantener su conexión con el público durante el tiempo que debe permanecer cerrado. Ayer lo inauguró el director Miguel Falomir con una explicación de «El lavatorio», de Tintoretto. Después, Alejandro Vergara, jefe de conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte de la pinacoteca, ofrecía un paseo virtual por la colección de pintura holandesa de la pinacoteca. «Así lo vamos a hacer cada día», aseguran desde el museo para evitar esa sensación ampliamente compartida de «fin del mundo. Nuestra web está bastante desarrollada y queremos transmitir a través de las redes sociales información al mayor número de gente».
El “Guernica”, como nunca
Es lo que sucedió cuando el miércoles cerró el museo por la noche. Unas 2.000 personas lo presenciaron en directo, pero el vídeo ha sido visto en Twitter ya por más de 60.000 usuarios. «Era una ocasión excepcional y pensamos que sería muy interesante poder presenciarlo a través de las redes», explican desde la pinacoteca. «Que alguien del museo se acerque a las grandes obras y las comente es un verdadero lujo. Y el público tiene que saber que está al alcance de su mano». Además, durante este período, por las redes se podrán visitar espacios y descubrir actividades menos conocidas como las instalaciones del Gabinete Técnico, las cubiertas o la sala de máquinas. El Prado ha desarrollado un ambicioso programa que permite ver sus obras con una definición sorprendente.
El Reina Sofía ha seguido el mismo camino y decide abrir las puertas a todos sus contenidos online, «que son enormemente ricos. Tenemos vídeos de exposiciones, conferencias de un montón de temas de las que ahora se aprovechará toda la gente que no puede desplazarse físicamente al museo porque está cerrado. Hasta se pueden descargar catálogos», nos comentan desde comunicación del centro. Es el triunfo del arte virtual. Y qué mejor, por ejemplo, que empezar por «Repensar Guernica», que posibilita un acercamiento al milímetro al cuadro de Picasso. Verlo en sala es una experiencia única, pero podrá disfrutarlo a tamaño natural permite ver lo que a simple vista y en una visita en sala el ojo es incapaz de percibir gracias a la técnica del gigapixel, al tiempo que poder tener acceso a documentos inéditos, comparación de técnicas fotográficas y cronología interactiva. El centro de arte posee 170 vídeos de exposiciones presentes y pasadas, a los que se añaden otros 70 de diferentes actividades que se han ido desarrollando en el museo, así como audios y cápsulas de radio «con sonidos que no solamente aspiran a ser una versión acústica de experiencias en el Museo, sino convertirse en nuevos continentes capaces de amplificar las nociones de colección, exposición y debates».
Descubrir contenidos
«Es el momento de la cultura virtual y una buena ocasión para descubrir un museo como éste que posee grandes contenidos que son desconocidos por el visitante que si ha de estar en su casa tendrá más tiempo para navegar por el Reina», comentan desde el museo. Las visitas a los tres grandes centros de arte de Madrid en la Milla de Oro habían experimentado un descenso bastante significativo desde esta semana. Ahora será el reclamo virtual el que incremente el número de visitas, que no la taquilla, que puede verse bastante perjudicada por el cierre.
La Casa Encendida, que también ha cerrado sus puertas, ha abierto de par en par su web para tener a golpe de click todos los contenidos de este centro. Ha ido suspendiendo paulatinamente la actividad y ahora se concentra en el diseño de una programación online con un club de lectura, un canal de conferencias, etc., para poder acceder desde el hogar.
El Museo Thyssen, que anunció ayer el cierre de sus puertas (Caixaforum en su sede madrileña también lo comunicó ayer), se volcará también en los contenidos online a través de sus páginas web museothyssen.org y educathyssen.org, así como de los diferentes perfiles de redes sociales. La exposición estrella de la temporada, dedicada a Rembrandt, que había arrancado con una muy buena acogida de público, se resentirá, sin duda, de esta medida, necesaria pero que va a dejar a los centros de arte damnificados.
El Teatro Real decidía ayer realizar el estreno de «Aquiles en Sciros», de Francesco Corselli, una obra no representada desde hace 275 años y considerada como la gran apuesta de esta temporada. Pero lo hará a puerta cerrada, es decir, sin público. Las medidas aconsejadas por el Ministerio de Sanidad hacen imposible que la obra suba a escena como habitualmente. Así, los días 17, 19, 20, 22, 23 y 25 se retransmitirá en directo a través de la plataforma del coliseo My Opera Player, mientras que se espera que las funciones de los días 26 y 27 (que será retransmitido en directo por la 2 de TVE en un programa especial que comenzará a las 19:15) se mantiene a la espera de las próximas directrices sanitarias.
Las funciones infantiles se posponen y varios espectáculos de la programación del Real caen, como las dos sesiones de «Los Nibelungos» filme en blanco y negro de Fritz Lang de 1924 con música en directo, el ciclo «Flamenco Real» o las visitas guiadas. Sin embargo, según el comunicado enviado ayer, «se mantiene la actividad interna del Teatro Real con los ajustes de programación, siempre dentro de las directrices marcadas por el Gobierno de España y la Comunidad de Madrid».
Ver, sobre todo
Cabe preguntarse si ha llegado el momento para la vista, el único de los sentidos que los museos no prohíben (pues comer, oler, hablar o tocar no están permitidos por regla general). El profesor de Historia del Arte y crítico Pedro Alberto Cruz asegura que «pensamos en el museo como un potenciador de los sentidos, pero esta idea no llega a ser del todo cierta. En el contexto museístico lo único que se permite al espectador es mirar, ejercer el sentido de la vista. Un museo no huele a nada; en un centro de arte está prohibido tocar, comer, hablar en voz alta. Además de la vista, el cuerpo no cuenta en un museo: está reprimido, es censurado», señala.
¿Es, pues, el momento de potenciar al máximo las visitas virtuales? «El hecho de que como consecuencia de la crisis del coronavirus los museos hayan cerrado sus puertas y remitan al espectador a una visita a través de sus webs de sus colecciones no conlleva una gran pérdida para el espectador. Es cierto que no es lo mismo estar frente a un cuadro que contemplarlo a través de una pantalla digital. La presencia todavía es un factor importante. Pero si nos paramos a pensar, la superioridad del sentido de la vista que se opera en los museos conlleva que, en un recorrido virtual, la pérdida sensorial no sea ya elevada como en un primer momento se pudiera pensar».
Podríamos cuestionarnos sobre si hay que aprovechar este momento de expansión de la cultura virtual. Para Cruz, «la restricción de la sociabilidad que se exige en este momento convierte al entorno virtual en una opción privilegiada para no interrumpir el consumo cultural. La clave para no interpretar a la “cultura virtual” como una experiencia deficitaria es modificar los objetivos perseguidos: así, frente a la mística del viaje y de la presencia física, habrá que priorizar la magia de visitar los espacios museísticos en el propio ámbito doméstico. Se trata de traer al universo de la intimidad la experiencia pública».