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Cultura

SOS: El crepúsculo de la cultura

Piden ayuda al Gobierno ante el Consejo de Ministros de hoy. En tiempos de miserias han surgido grandes obras, pero no por ello hay que vivir en una preocupante penuria. El mundo de la Cultura lanza un grito de socorro ante la gravísima crisis que se nos presenta con el coronavirus

Blanca Portillo, en el centro, protagonizó la última versión de «Madre coraje» que programó el Teatro María Guerrero
Blanca Portillo, en el centro, protagonizó la última versión de «Madre coraje» que programó el Teatro María GuerreromarcosGpunto

«La cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades», decía Miguel Delibes. Pero con lo que no contaba el escritor es con el Covid-19. Apenas llevamos tres días de encierro y los pilares económicos de medio país ya se tambalean peligrosamente. También en la Cultura. Y por ello todos los sectores de esta miran hacia el Ministerio de José Manuel Rodríguez Uribes. Así lo aseguran desde la sede de la madrileña Plaza del Rey: «Ha habido un contacto permanente de las direcciones generales para tomar el pulso a la situación solicitando información para conocer el impacto de la crisis y ver qué medidas se pueden implementar para apoyarles». De ahí que sea lógico pensar que hoy el titular de Cultura lleve al Consejo de Ministros bien detallados los problemas del cine, el teatro, las librerías, el mundo de la música, la danza o el arte que se pidieron el pasado sábado. La preocupación dentro del sector es «máxima» y el ministro lo sabe «porque toda la información está ahí y es la que vamos a trasladar al Gobierno. La cultura no es un ente que sea ajeno al tejido económico, sino que forma una parte muy importante de él. En el marco de las ayudas generales que pondrá en marcha el Gobierno van a estar las relativas al sector».

Las cuentas del cine

Desde el cine están haciendo «muchas cuentas», explica Miguel Morales, presidente de Adicine y copropietario de Wanda Distribución. Con las salas del país cerradas y todos los rodajes paralizados la incertidumbre es total: «No sabemos qué va a pasar ni ahora ni cuando se restablezca la normalidad. Hay muchos estrenos a la semana y cuando volvamos van a ser demasiados títulos pendientes». Por el momento, cada semana de parón significa para el sector alrededor de 10 millones de euros de pérdidas. «Un drama», en palabras de David Alfaras. El representante de Alfa Pictures piensa en el dinero «tirado al vacío» para publicitar películas que se han cancelado este mismo fin de semana, pero también tiene la cabeza en la vuelta, «cuando el número de eventos de todo tipo va a ser desproporcionado y muy difícil encontrar el hueco. El problema no solo es económico. Explica Alfaras que la capacidad de aguante varía con cada empresa, pero que debe ser el Gobierno el que responda por todos, «si no nos llevan de la mano aquí no hay nada que hacer porque el futuro es incierto y el daño a la industria, terrible». Por su parte, Carlos Fernández, consejero delegado de Filmax, celebra no estar inmerso en un proceso de rodaje «porque sería muy delicado, aunque si esto dura más de dos meses lo vamos a notar». Entre otras medidas, propone al Ejecutivo una línea de financiación a cero intereses: «El negocio del cine es una rueda, con lo que facturas hoy pagas las películas de ayer, y si paras la maquinaria...».

Teatro responsable

En el teatro, Jesús Cimarro, presidente de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas Productoras de Teatro y Danza de España, asume ya el estado de «ruina» que se avecina. «Esto es una causa de fuerza mayor que, en nuestro caso, perjudica a todos, a las compañías y a las salas, sean de pequeño, mediano o gran formato –afirma el productor de Pentación–. Nosotros no cuestionamos las medidas, las respetamos y las aceptamos. Simplemente queremos reunirnos con las administraciones para valorar y buscar soluciones al problema, porque algunas empresas, como es lógico, ya han empezado a solicitar ERTEs». Cimarro no se atreve a profetizar hasta dónde puede llegar exactamente ese aguante, dado que «estamos ante una situación totalmente insólita; nunca habíamos vivido nada semejante». De igual modo ha actuado Enrique Salaberría, máximo responsable de Smedia, que entiende el cierre de los teatros como un «acto de responsabilidad civil para evitar contribuir por nuestra parte en la propagación de la pandemia. Ante una catástrofe como esta, uno espera que las autoridades sean valientes y que tomen las decisiones necesarias. Y que lo hagan cuanto antes, porque a veces parece que les cuesta». José María Cámara, de SOM Produce, evita mirarse el ombligo: «Esto es una catástrofe monumental, sí, pero para todo el país. Creo que debemos ser serios de una vez. El daño no será recuperable en muchos sectores. Es hora de ser responsables y solidarios, y de comportarse como adultos; hora de contribuir como personas y como país. Pienso que es una prueba de madurez para todos, yo incluido».

¿Fin de la música en vivo?

El sector de la música presencia con terror la actual situación de cancelaciones de eventos debido a la pandemia del coronavirus. A la cancelación masiva de conciertos en salas durante las próximas semanas se ha sumado el aplazamiento de eventos de gran formato como los festivales, lo que pone en jaque al sector de la música en vivo, pulmón de la industria. La Federación de la Música de España (Esmúsica) asegura que esta crisis «pone en cuestión la propia supervivencia del sector» por sus repercusiones económicas inmediatas. De las psicológicas, todavía no sabemos nada. «Como entidad que representa a la industria de la música en España debemos advertir que esta crisis puede poner en cuestión la propia supervivencia del sector de la música en vivo. No debemos olvidar la importancia económica que tienen los conciertos y los festivales de música para nuestro país. En el año 2019 se celebraron 90.000 eventos de música en vivo a los que asistieron más de 28 millones de personas», recuerdan desde la federación.

Libros: faltan mil millones

Al sector del libro –editores, libreros y distribuidores– también se le solicitó el sábado un análisis de la situación en cuanto a la estimación del daño causado por el coronavirus. «Hemos situado las pérdidas alrededor de los 1.000 millones de euros, uniendo tanto el cuatrimestre de comercio interior como el semestre de comercio exterior. La actividad económica está bastante parada, y eso que abundan las ferias llegando la época de primavera, pero están cancelando, tanto las nacionales como las extrajeras (las de Londres, Bolonia, Bogotá y Buenos Aires han quedado fuera o han excluido a los profesionales españoles por razón de salud pública)», asegura Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación del Gremio de Editores. En el documento solicitado por el gabinete de Rodriguez Uribes les pedían estimación de pérdidas. Ellos piden para hacer frente a esta «muy grave situación a que nos enfrentamos» que el libro se declare bien de primera necesidad, «que nos parece elemental como primera medida», y que haya otras tanto compensatorias como incentivadoras, «estos son los dos pilares fundamentales que hemos planteado»; es decir, que haya facilidad para los ERTE, suspensión de la Seguridad Social y cancelación del IBI de las librerías, en cuanto al primer bloque. Solicitan también que las desgravaciones al libro de texto sean a nivel nacional y no como ahora, que solo las pueden realizar seis comunidades autónomas, o que tanto las pequeñas como las medianas empresas puedan aumentar sus bolsas para viajes promocionales, incentivar el mercado de venta de derechos, así como que «se incremente el fondo para la adquisición de bibliotecas públicas. Y si todo esto se hace con inteligencia, las consecuencias se podrán paliar», explica Ávila, quien añade que «el daño va a durar meses, de ahí que tanto la citada incentivación y, sobre todo, la liquidez, sean absolutamente fundamentales».

La vía on-line del arte

Para el mundo del arte se está demostrando que las redes sociales se han convertido en fundamentales. De hecho, varios galeristas comentan que algunas ventas ahora se están haciendo on-line. Varios compradores ven que la adquisición de arte ahora, tal y como está, por ejemplo, la Bolsa es como comprar oro, pero con el plus de que la obra se puede disfrutar. «El arte es un valor seguro de refugio y una inversión intelectual», asegura Ramón García, al frente de la galería My Name’s Lolita Art de Madrid. Días atrás, cuando la crisis se recrudeció, el Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo pidió a los responsables datos sobre las posibles pérdidas del mes de marzo, un cuestionario para enviarlo al Ministerio de Cultura y Deporte y que ayer por la mañana se hizo llegar a su titular. «Hay que seguir pagando el alquiler del espacio aunque no puedas abrir. Estos dos meses van a ser mortales, pero hay que ser optimistas», añade García. Los datos recabados por las galerías son bastante reveladores: sobre las pérdidas en ferias (se citan ARCO, ArtMadrid, JustMadrid, Salón del Arte Moderno, Hybrid, Drawing Room y Urvanity) el 87,5% ya las han experimentado, bien por falta de ventas, ausencia de coleccionistas que habían sido invitados por los galeristas o cancelación de ventas post ferias. El 12,5% restante mantiene las ventas y ninguna galería ha obtenido más beneficios que en 2019. Señalan desde el Consorcio que «el impacto negativo ha sido importante en un sector frágil al que le va a costar bastante salir».