#culturaencasa: Del traumático asesinato de la madre de James Ellroy a la visceralidad y el talento descomunal de Daniel Day-Lewis

Hay una secuencia de esta película en la que el primitivismo musical de la percusión del bajista de Radiohead, Jonny Greenwood, que puede oírse de fondo mientras tiene lugar la escena en cuestión, acaba desquiciando y fascinando de tal forma que resulta completamente imposible quitar la mirada de la pantalla. Cuando Daniel Plainview (interpretado por un descomunal Daniel Day-Lewis), uno de esos magnates del petróleo que tiene la tramposa creencia de ser un hombre “hecho a sí mismo” echa a correr por la inmensidad de la tierra de Little Boston con su hijo en brazos tras una explosión en la zona petrolífera que posee, cuesta mantener la respiración. Se trata de unos minutos agónicos en los que toda la historia se condensa de manera magistral a través de la potencia de un solo plano. Paul Thomas Anderson está acostumbrado a señalar con incisiva personalidad las carencias de la sociedad americana, que no son precisamente pocas. Y en “Pozos de ambición” consigue un relato muy extremo, visceral y desbocado de la ambición que movía a una sociedad ansiosa por la generación de riqueza y la construcción de un Estados Unidos que saludaba con ímpetu al siglo XX. Una cinta tan escandalosamente recomendable y adictiva como su director.

Disponible en: http://www.movistarplus.es/ficha/pozos-de-ambicion?tipo=E&id=755079

Basta con escuchar una vez las primeras estrofas del tema estelar de este disco, “Arroz con cosas”, para constatar que uno se encuentra ante un grupo con sonido y espíritu de garaje: “Vamos a dejar tu piso como el edificio Windsor... vayamos a tu casa, puedo cocinar arroz con cosas, cosas con arroz”. A los integrantes del madrileño grupo de Embajadores no les interesa tomarse las cosas demasiado en serio por si de repente empiezan a tener sentido. Algo que tiene mucho de terapia en este momento. Solemnidad la justa.

La pérdida como fuente inagotable de inspiración. El dolor de la ausencia como estanque del que se nutren los sueños de la escritura. No es la primera vez que un escritor se enfrenta al proceso de ordenar los llantos para poder escribirlos pero sí que resulta más novedoso el hecho de que semejante ejercicio catártico provenga de un maestro de la novela negra como James Ellroy. Con tan solo diez años tuvo que gestionar el asesinato de su madre y el hallazgo de su cuerpo en una cuneta ubicada en el extrarradio de Los Ángeles. Fuentes policiales aseguraron en su momento que fue violada. De ahí nace este crepuscular relato. Una deliciosa rareza del escritor en donde se sumerge sin ningún ápice de romanticismo en el recuerdo de una figura materna compleja y vuelve a unas heridas que no terminaron de cicatrizar.

El cabello es uno de los atributos estéticos más moldeables y aprovechables del ser humano. Si uno necesita orientar un periodo histórico concreto no hay nada como fijarse con detenimiento en los peinados. En novelas como «Sentido y sensibilidad», de Jane Austen, se describe la delicadeza con la que las mujeres de clase media colocaban dos mechones delanteros enrollados sobre sí mismos debajo del lóbulo de las orejas. Parece poco favorecedor mirado con ojos del presente pero en la colección del Museo del Romanticismo se pueden encontrar cosas más rocambolescas.

Disponible en: museoromanticismo.mcu.es

A los Beatles el éxito les llegó demasiado pronto. Apenas eran unos jóvenes de 17 años cuando pasaron de tocar en pubs ingleses con irrisorios aforos a llenar estadios de fútbol que nunca antes se habían destinado a la realización de conciertos (como esa espectacular actuación en el Shea Stadium de Queens). Con veinte ya se habían convertido en leyenda. Este completísimo documental dirigido por Ron Howard resume la vida del mítico fenómeno cultural y muestra con suma delicadeza la saturación que poco después de la gloria obtenida comenzaría a aflorar entre los diferentes componentes de la mítica banda mientras asistían incrédulos a la imposición de la vida misma.