Conciertos desde el coche, festivales con parcelitas y otras ideas arriesgadas para la música en directo
En Alemania y Dinamarca ensayan con conciertos en un parking y el Montgorock Xàbia propone parcelar el festival para controlar el aforo
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Los espectáculos de masas peligran, pero algunos se niegan a aceptar un verano sin música. En el club alemán Index de Schüttorf (Alemania) han optado por una idea que garantiza el distanciamiento social: hacer el concierto en el parking, donde los espectadores, dentro de sus coches, asistieron a un concierto de Devin Wild, al que pudieron escuchar a través de la radio de sus automóviles, sintonizándose a una radiofrecuencia. Algo así como un autocine, pero en vez de ante una pantalla, ante un escenario.
No han sido los únicos: en Dinamarca, el músico Mads Langer hizo un concierto con entradas agotadas para otras 500 personas en sus coches en las afueras de Aarhus, que también necesitaron sintonizar sus radios para escuchar la música a través de los altavoces de sus propios coches. La iniciativa la acompañaron después con un encuentro virtual con el artista a través de Zoom.
Las otras iniciativas en torno al distanciamiento social han llegado a través de la parcelación del público. Uno de los recintos más activos de España, el WiZink Center de Madrid, ya ha puesto ideas imaginativas al servicio de los promotores. Una de ellas pasaría por hacer “corralitos” en las gradas o en la pista para agrupar a personas que lleguen juntas al concierto y al mismo tiempo, separarlas de otros espectadores. Asimismo, plantean abrir todas las puertas del recinto para que cada espectador ingrese a él por la más cerca a su localidad y reducir el contacto, así como la instalación de portales desinfectantes con ozono y geles hidroalcohólicos en las entradas. En este pabellón se podría ofrecer un modelo de espectáculo con todo el público sentado.
Otra alternativa para un evento al aire libre la lanzan desde el Montogorock de Jávea (Alicante), que ha anunciado su aplazamiento al 25 y 26 de septiembre y ha presentado un sistema llamado Marko que consiste en la parcelación del área de los espectadores en pequeñas zonas de 150 metros cuadrados acotados por un vallado de 1,50 metros de altura. El festival propone cámaras térmicas para el control de la temperatura corporal y un conteo de acceso en tiempo real que evite excesos de aforo. Una pulsera magnética es la que permitiría el acceso de cada asistente al área que le corresponde exclusivamente. Los aseos estarían colocados en fila a ambos lados de del recinto. Cada palco tendría asignado un número de ellos que puede utilizar. Además, habría personal de seguridad indicando y controlando estos accesos. Queda por saber si, en estas condiciones, nos quedan ganas de ir a conciertos.