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Grimes vende “un pedacito de su alma” por 10 millones de dólares

La cantante, esposa de Elon Musk, presenta una exposición de su obra plástica

Grimes
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Hay gente que está más preparada que nosotros y hay que aceptarlo. Tienen mejores ideas. Ese es el caso de la cantante Grimes, que ha decidido darle un impulso a su carrera como artista plástica. En una exposición que acaba de presentar, la canadiense pone a la venta diversas piezas en una galería con unos precios que oscilan entre los 500 y un máximo de 15.000 dólares. Son unos dibujos muy bonitos impresos digitalmente. Pero la artista debió pensar que a la exposición le faltaba algo de fuerza y tuvo una idea genial. Un concepto, una reflexión muy sutil sobre su figura pública.

Ideó una pieza que se llama «Selling Out» («A la venta»), y que consiste en un documento legal por el cual el comprador adquiere «un pedacito del alma» de la cantante. En sus cavilaciones, la canadiense pensó que era metafórico pedir a cambio del alma diez millones de dólares, «para que nadie los pagase». Pero, tras contratar a un abogado y redactar un contrato para la compraventa, la emoción aumentaba: «más filosóficamente interesante se volvió. La idea de arte en forma de documento legal me fascinó», declaró con solemnidad de creadora. Y dejó el precio en subasta abierta, al mejor postor. ¿Ven lo que decía al principio de las grandes ideas?

Quizá convenga recordar que Grimes es la pareja de Elon Musk, el excéntrico multimillonario estadounidense propietario de Tesla. Ambos acaban de ser padres de un niño al que han llamado X Æ A-12. No es broma. Ellos han dado toda una bizarra explicación de las razones de semejante atropello porque es lo que en realidad querían: dar la chapa con sus razones. Diremos que el asunto es tan friki que parte de palabras y conceptos expresados en idioma élfico. Sin embargo, las leyes del Estado de California solo permiten inscribir a los niños en el registro con las letras del alfabeto. Una manía tonta para no ponerle a las criaturas por nombre sonidos guturales , silbidos o la campana saltarina del microondas cuando termina. Los padres, muy responsablemente, sustituyeron el 12 final por los números romanos: X Æ A-XII. «Queda mejor, honestamente», exclamó Grimes en redes sociales. Dónde va a parar. En una entrevista reciente, Grimes aseguraba que, «aunque los niños tienen que introducirse en las raves y fiestas nocturnas», ella, de momento, no iba a llevarse de fiesta al suyo, quien, se llame como se llame todavía no ha cumplido un mes. Aunque la artista sí que le ha expuesto música techno al feto mientras estaba en su útero porque nunca se sabe cuándo puede picar darse un festival.

La verdad es que, llegados a este punto es difícil de explicarse por qué la canadiense no ha vendido nunca una pieza de sus creaciones. Con una excepción: cuando, con 15 años, le pagaron 600 dólares por decorar un mural al lado de la escuela Montessori de Vancouver. Si por algún casual están interesados, un pedacito de su alma, piénsenlo bien.