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Iván Aledo que estás en los cielos

Pipo FernandezAcademia de Cine
La Razón

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Conocí a Iván Aledo (Cartagena, 1951) en noviembre de 2019, con motivo del preestreno de mi segunda película Renacidos en el Cine Proyecciones de la madrileña calle Fuencarral. Nominado en siete ocasiones a los Premios Goya, Iván Aledo tenía ya dos estatuillas al mejor montaje por “Los amantes del círculo polar”, de Julio Medem, y “La gran aventura de Mortadelo y Filemón”, de Javier Fesser. Contaba además en su haber con siete nominaciones en total y era miembro de la Junta Directiva de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Tras ver la película, tomamos luego unas cañas juntos y aproveché para hablarle de mi siguiente proyecto, Wojtyla. La investigación, con motivo del centenario del nacimiento de Juan Pablo II.
-Cuenta conmigo-, asintió aquella noche, con sorprendente aplomo.
-¿Estás seguro de lo que dices…?-, llegué a dudar.
-Oye, va en serio. Tu película ha logrado emocionarme.
A la mañana siguiente, volvimos a vernos en su estudio de la calle Zurbarán. Las conversaciones prosiguieron en días sucesivos. A Iván le fascinaba el personaje de Juan Pablo II de carne y hueso. Por si fuera poco, amaba también el género documental. Ambos coincidíamos en que la realidad superaba con creces a la ficción. Hasta que uno de aquellos días hizo de tripas corazón para decirme que no podía participar en el proyecto porque uno de sus principales clientes le había exigido la entrega de nuevos capítulos para una serie de televisión. Con una honestidad acrisolada, me recomendó a varios montadores y se ofreció a supervisar la película gratis los fines de semana. Le agradecí su generosidad y seguí adelante con el sonido de la película encomendado a su socio de Mubox Studios. Wojtyla. La investigación se estrenó online el pasado 8 de mayo, en plena pandemia del Covid-19. El mismo maldito virus que ahora se ha llevado a Iván a la tumba. Ingresó en el hospital La Paz el 30 de marzo pasado y regresó a su casa con un tratamiento al cabo de dos semanas.
-Lo que vi allí -me comentó recién dado de alta- era un espectáculo de seriedad y solidaridad entre médicos y enfermeros. El trato humano impresionaba de verdad, y encima he estado rodeado de voluntarios. Sólo por esto ha valido la pena.
-Recupérate y retorna a Dios -le dije, con la sinceridad que nos unía.
-¡Claro! ¡Me tienes que convertir! -bromeó él en serio.
Bendita paradoja. Más tarde, reingresó en el hospital de donde nunca más salió con vida. Después de trabajar con directores como Joaquim Jordá, Daniel Monzón, Emilio Martínez Lázaro o Luis García Berlanga, y de una brillante trayectoria de más de treinta años en el cine, Iván ejercía también como profesor de montaje en ESCAC y TAI. Y a partir de ahora, si Dios quiere, podrá ver también la película de Juan Pablo II en la gran pantalla del Cielo coronada de estrellas.