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Fallece Pepe Martín, el célebre Conde Montecristo de la televisión

Su intervención en esta serie lo convirtió en uno de los rostros más conocidos de la escena española

Pepe Martín, leyenda de la escena y de la televisión, en su papel de "El conde de Montecristo"
Pepe Martín, leyenda de la escena y de la televisión, en su papel de "El conde de Montecristo"RCRc

Pepe Martín nació en Barcelona en 1932 y estudió derecho en París. En la carrera encontró su vocación de actor y aprendió qué era la Justicia y cuál era su sentido. La interpretación y las leyes, tan distantes entre sí, se encontrarían en una interesante intersección y le servirían para componer uno de los papeles que le darían mayor popularidad: su papel en «El Conde de Montecristo», una historia de amor, pero, sobre todo, la historia de una venganza. La serie de Televisión Española sería un éxito inmediato y popularizaría su rostro y su voz en España. Años después, el público aún vinculaba su nombre con su intervención en esta producción, a pesar de que después había hecho una larga trayectoria en las tablas. El actor, que se convirtió por mérito propio en uno de los nombres más carismáticos de nuestra escena, falleció ayer a los 87 años debido a una patología cardiaca, según ha informado a Efe la productora y distribuidora Concha Busto.

A pesar de que había dejado la interpretación, la pasión de su vida, y que se había retirado de cualquier aparición pública, todavía permanecía en la memoria de generación de españoles que se familiarizaron con la novela de Alejandro Dumas. Pero este pasado miércoles, el estado de su salud empeoró y tuvo que ser ingresado en un hospital, donde finalmente falleció.

Su carrera se había iniciado en el Teatro Nacional Popular francés, con un papel en la comedia inglesa “Ejercicio para cinco dedos” y luego vinieron “Largo viaje hacia la noche” y “El rey leal”. A partir de aquí empezó a colaborar con Televisión Española. Fue su momento dorado y algunos trabajos le dieron una enorme fama, como “El galán del bosque petrificado”, de Juan Guerrero Zamora. Justo después llegó el papel de su carrera: el de Edmundo Dantés en la serie “El conde de Montecristo” antes citada que se grabó en 1970. Por entonces ya se había convertido en uno de los galanes que se popularizaron gracias a la pequeña pantalla. A partir de aquí todo fue encarrilado para él: primer actor de la compañía Tirso de Molina, Festivales a lo largo de España, cine en España y América, la serie «Larra», de 1977, con guión de Ricardo López Aranda. En la década de 1980 se atrevió con uno de esos personajes que suponen un antes y un después para cualquier actor: “El beso de la mujer araña”, del escritor argentino Manuel Puig. Un estreno en el que estuvo acompañado de Juan Diego y con el que obtuvo el Premio de Interpretación de la Crítica de Bilbao. Junto a Julieta Serrano, Lola Gaos y Javier Gurruchaga trabajó en “Los abrazos del pulpo”, de Vicente Molina Foix, y más tarde rodó “Oficio de muchachos”. En 1989 trabajó en la dramaturgia de una obra basada en Antonio Machado, “Cartas a Guiomar”, de Andrés Amorós, montaje que se hizo con motivo del cincuentenario de la muerte del poeta sevillano.

Películas como “Amigo, camarada”, una versión de “Lulú”, de Wedeking, recitales dedicados a Alberti, Gerardo Diego o Manolete remataron su fama. Sus últimas participaciones fueron «El derribo", de Gerardo Malla; “La caída”, que protagonizó y codirigió con Ronald Brower, basado en la obra de Albert Camus o “Don Juan Tenorio”, marcaron su paso por el teatro en los últimos tiempos, “La conjura de El Escorial” (2008) o “Fuera de carta” (2008). El público también lo recordaba por su intervención en varios capítulos de “Cuéntame”.