Neil Hannon: “El Brexit va de poderosos que usan la ira de la gente contra ella”
The Divine Comedy presenta en España «Office Politics», un trabajo conceptual lleno de ironía y humor.
Creada:
Última actualización:
Con uno de los referentes de una manera diferente de hacer pop, más culta, más madura, si quieren, un poco más exigente. The Divine Comedy han dado esa vuelta de tuerca con las ideas de Neil Hannon: contenido, sin pedantería. Así es también «Office Politics», una especie de ópera pop sobre cómo es la vida en una oficina, un trabajo conceptual por el que está harto de contestar a una pregunta que será la primera que le hagamos. Con Hannon y su proverbial amabilidad las entrevistas nunca se sabe hacia dónde te pueden llevar. Al final, se despedirá con un: «hey, buena charla, deberíamos hacerlo otra vez. ¿Sabes lo gracioso? Que solo he hablado yo, y en el fondo solo soy un tipo que hace cancioncillas pegadizas». Toca esas cancioncillas en el BIME de Bilbao (mañana), Valencia (3 de noviembre), Barcelona (5) y Madrid (6).
–Me estaba preguntando, ¿qué ve de excitante de la vida en una oficina?
–Nada. La verdad es que la historia de la oficina fue un truco útil para hacer el revestimiento de un edificio. Tenía las canciones, cada una con su idea, y fue al final cuando descubrí la historia. Los temas estaban escritos antes excepto, claro, «Office politics», que fue la última. Todas las canciones pueden hablar de trabajo y de cómo nos ha afectado la tecnología. También hablan de la clase de capitalismo desnudo y terrible que tenemos. Así que puse estas cosas juntas. Pero claro, también hablan de emborracharse en una fiesta y hay alguna del tipo: «Bastardo, me dejaste». Y así.
–Vaya, pues yo pensaba que, dado que una oficina puede ser un entorno muy impersonal y opresivo, por esa razón este era el disco más electrónico de los que ha publicado.
–Sí, en parte. Pero también porque me pregunto por la tecnología y las máquinas, todo lo que está sucediendo.
–¿Le gustan las maquinitas?
–(resopla) Tengo una relación de amor odio. Me gustan los sintetizadores antiguos, tengo algunos y por eso están en el disco. Pero desconfío de internet y las redes sociales. Creo que el mundo se ha convertido en un lugar más difícil de vivir en los últimos 20 años.
–¿En qué sentido?
–La publicidad, los políticos y el trabajo te pueden localizar 24 horas al día todo el año, estés donde estés. En los viejos tiempos, podías escapar. Ahora las tecnológicas te dicen: «Unimos a la gente». Mentira, lo que hacen es impedir que estemos solos.
–Estaba pensando que yo trabajo en una redacción y no sé si a veces preferiría tener máquinas en vez de jefes y compañeros humanos.
–(Risas) ¿Están escuchando ahora? La gente es siempre mejor... yo prefiero tener humanos fallidos antes que máquinas fallidas. Porque los humanos son más interesantes.
–Lo otro que mencionó como inspiración para el disco es el capitalismo desnudo.
–Mira el Brexit es una horrible representación de adónde hemos llegado con el capitalismo. Los hombres con poder y con dinero han usado los miedos y la ira de la clase trabajadora contra ellos. No soy bueno expresándome en estos asuntos y no pretendo ser un tertuliano, pero sí que siento que la gente se permite a sí misma ser usada por los muy ricos. En Reino Unido se han puesto de moda los contratos de cero horas. Son de esos que existe una compañía y nadie está empleado por ella. Todos son «freelances». Es una manera de cagarse en la gente y privarle de sus derechos.
–Y a nadie le importa.
–Todo el mundo parece que ha asumido eso, nos lo tragamos todo.
–Y los políticos que deberían protegernos...
–Da la impresión de que incluso cuando quieren, que es pocas veces, se sienten incapaces de enfrentarse a eso. La economía se ha vuelto tan internacional que necesitamos que todos los gobiernos se unan y por eso pienso que la UE tiene mucho sentido. Era algo importante porque cruza las fronteras nacionales y permite afrontar problemas a gran escala. Abandonarla solo va a ser peor para la gente trabajadora aunque piensen en lo contrario.
–Usted es del Ulster.
–Originariamente,sí. Vivo en el sur de Irlanda y he vivido en Inglaterra durante largos periodos de mi vida. Me siento ciudadano de las dos islas. Tengo ambos pasaportes y en realidad no puedo elegir qué soy.
–La gente basa su identidad cada vez más en estrecheces.
–Y es un problema. Porque surge el tribalismo. Y la gente termina enjaulada porque los primeros que se enjaulan son ellos mismos. Esa es la razón por la que nunca me he hecho un tatuaje. Pienso que no hay nada en lo que pueda creer con la suficiente fuerza como para escribírmelo en el cuerpo.
–¿La obsolescencia de la que canta es sobre máquinas o sobre seres humanos?
–Es, desde luego, sobre humanos. Esa idea de la tecnología por la tecnología. Sé que sueno anticuado, de otro siglo, pero no me importa. Por ejemplo, modificar e interveir en el ADN, a veces parece una buena idea, pero otras... ¿realmente queremos llegar ahí? No todo lo que es posible es buena idea.