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Libros

Premios Princesa de Asturias

Anne Carson, la poeta que tutea a los dioses del Olimpo

La canadiense, una de las grandes favoritas al Nobel de Literatura 2019, es ensayista, traductora, poeta y profesora de cultura clásica

AV.- Premios.- La escritora canadiense Anne Carson, Premio Princesa de Asturias de las Letras
La escritora canadiense Anne CarsonFUNDACIÓN PRINCESA DE ASTURIAS18/06/2020larazonFUNDACIÓN PRINCESA DE ASTURIAS

Uno de los poemas de Anne Carson dice: «si no eres la persona libre que quieres ser, busca un lugar donde puedas contar la verdad sobre ello». Y parece que ha encontrado esa dimensión de ella misma en una escritura sin márgenes ni restricciones, que ha surcado con éxito, y con un personalísimo estilo, la poesía, el ensayo y la traducción. La poetisa canadiense ha obtenido el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2020, dotado con 50.000 euros y la reproducción de una estatuilla diseñada por Joan Miró, al que optaban veintiocho candidaturas de diecisiete nacionalidades. El jurado del galardón ha subrayado que «en los distintos ámbitos de su escritura, ha alcanzado unas cotas de intensidad y solvencia intelectual que la sitúan entre los escritores más destacados del presente. Desde el estudio grecolatino ha construido una poética innovadora donde la vitalidad del gran pensamiento clásico funciona a la manera de un mapa que invita a dilucidar las complejidades del momento actual. Su obra mantiene un compromiso con la emoción y el pensamiento, con el estudio de la tradición y la presencia renovada de las Humanidades como una manera de alcanzar mejor conciencia de nuestro tiempo».

Y es que la escritora, aparte de estar especializada en cultura griega y las lenguas clásicas, también ha profundizado en conocimientos como la literatura comparada, la antropología y la historia. La crítica ya ha reconocido que es una de las escritoras más exquisitas y eruditas de la literatura contemporánea que ha sacado adelante una obra que mezcla estilos, referencias y formatos, y apuesta por lo híbrido, que es la modernidad, entre lo grecolatino, lo medieval y lo contemporáneo.

Y es que Carson, con el alma escindida entre el pasado y el presente/futuro, ha destilado una poesía que proviene de su fascinación por Grecia y Roma, pero sin tropezar en obsolescencias, imprimiendo siempre a los versos las diferentes modernidades de nuestra época. Esta intersección aflora en sus poemas, donde son citados Aristóteles, Platón y Homero, además de Proust o Kafka, pero jamás olvida de dónde partimos. Estos autores referenciales, al revés de lo que se pueda pensarse, no le han endurecido en una poesía de rigideces académicas, todo lo contrario, porque Carson, que es una mujer reservada, que escamotea datos biográficos de la solapa de los libros, como si la reserva de lo íntimo diera más intensidad literaria a la cara pública que siempre supone la obra, posee una mirada contemporánea, aunque personala, lo que le da parte de su calado a sus poemarios y la lleva a reflexionar a escribir sobre las preocupaciones actuales. Manuel Ramírez, codirector de Pre-textos, donde la autora ha publicado «Autobiografía de rojo» y «Hombres en sus horas libres», declaraba a este diario, que en su obra «ella misma nos dice que aunque la vida sea muy dura, lo importante es hacer algo interesante con ella. Que lo importante es la existencia fenoménica de las cosas y que resulta ser un gran consuelo saber que esas cosas persisten en su ser y que puedes pensar sobre ellas y hacer algo con ellas en la página. Susan Sontag decía que “Anne Carson es una escritora culta, inquietante y atrevida. Su poesía […] ofrece intensidades hipnóticas”». Por su parte, Manuel Borrás, editor de este mismo sello comentaba a Ep, que «Nos las hemos visto y deseado para vender sus libros, pero ahora nos llaman todos los distribuidores. Ojalá cuando nos preguntan si todavía tenemos ejemplares de sus obras no tuviéramos que decir que están casi todas las ediciones enteras». Por su parte, la editora María Fasce, de Lumen, donde se ha publicado «La belleza del marido», ha asegurado que es «un premio merecidísimo para una obra única y poderosa», y María Fuentes, de la editorial Vaso roto, donde se pueden encontrar cinco títulos, entre ellos «Nox», destaca de ella «su extraordinario conocimiento del mundo grecolatino y cómo lo aplica a la actualidad».

POESÍA Y TODO LO DEMÁS
Si hay que otorgar un reconocimiento a la poesía contemporánea, lo primero es concedérselo a Anne Carson, y luego ya veremos. Y es lo que ha hecho el Premio Princesa de Asturias de las Letras, cuya edición de 2020 ha recaído en la poeta, ensayista y traductora canadiense. Carson está considerada como la máxima exponente de la poesía actual en lengua inglesa. Cada uno de sus textos es un territorio indefinible, sin límites estables, en el que su temprana pasión por Safo, su conocimiento desbordante de las culturas griega y romana, la admiración por escritoras como Emily Brontë y Virginia Wolf, y una miríada irreproducible de pintores, músicos, escritores y cineastas conforman una realidad tan estratificada como inagotable. De hecho, si hay algo por lo que la poesía de Carson perturba desde un principio al lector es porque, en ella, la cultura ha sustituido a la naturaleza. Las referencias y citas de otros autores no buscan macerar sus creaciones en una suerte de cultismo, sino poner de manifiesto que todo lo que somos es lenguaje, que hasta el erotismo, el placer carnal está mediado por la cultura. Nuestra piel tiene una memoria de siglos, los paisajes están pintados, en lo cotidiano interfieren miles de constelaciones de imágenes. Somos cultura. Y en eso nos convierte en abismo. Un formidable ejemplo de lo que es y significa su obra es «Nox» (2010). Confeccionado tras la muerte de su hermano, «Nox» no es un libro, sino un artefacto con forma de caja, en el que el análisis etimológico, breves ensayos y comentarios y notas autobiográficas conviven con fotografías, trozos de postales y otros textos manuscritos. ¿Dónde está lo poético aquí? En primer lugar, en el montaje, en el ejercicio mismo de reunir lo heterogéneo para construir un «collage», un cuerpo frankensteiniano en el que ninguna forma de expresión se basta a sí misma. Solo hay diálogos, cruces, contaminaciones, solapamientos. Pero lo poético también se percibe en la forma de un ligero exceso del lenguaje que desborda lo que sería un comentario académico habitual sobre Herodoto o cualquier otro autor clásico. Ese pequeño exceso es lo que lo desencadena todo. La poesía de Carson tiene la extraña y fascinante peculiaridad de construir un viaje alrededor de mil experiencias con solo un puñado de versos. En «Tres» –uno de sus poemas más célebres y compilados–, la autora describe una escena de interior presidida por «tres mujeres silenciosas en la mesa de/ la cocina». Conforme el texto avanza, las imágenes se acortan y saltan de un lugar a otro, de una realidad a otra, con un frío vértigo. De un punto a sus antípodas median pocas palabras: la relación causa-efecto está descosida y lo que hace el lector es alejarse en múltiples direcciones. En Carson nada se enfatiza: lo extraordinario sucede sin comillas ni paréntesis, con la medida exacta de un reposo literario al alcance de muy pocos.
Pedro Alberto Cruz

Su vocación por la poesía nació muy temprano, durante la adolescencia, cuando encontró una pequeña edición de los versos de Safo que cambiarían su destino. Desde entonces su imaginación literaria ha volado de manera paralela a su capacidad creadora para renovar el género de la poesía. Uno de los primeros trabajos que atrajo la atención de la crítica fue «Eros el dulce-amargo”, que se publicó en 1986, donde realiza un análisis del concepto clásico griego referido al amor y la pasión que resultó un hallazgo meritorio entre vanguardia y tradición, esa balanza que siempre oscila como un péndulo en su obra. Sin embargo, su primer libro de poemas llegó más tarde, rebasados ya los cuarenta años, en plena madurez, con una experiencia meditada detrás que le dio pulso para hacer unos poemarios cargados de reflexión, sabiduría y diálogo, una palabra está muy vinculada a su trabajo y que hereda de Platón. Su obra medita sobre el matrimonio, el amor, el error y la pasión, entre otros motivos. Pero Carson, aparte de sus clases en la universidad, también desarrolla otras pulsiones artísticas, como el dibujo y la pintura, algo que parece un rasgo común de tantos literatos.

Anne Carson es la tercera escritora de nacionalidad canadiense que obtiene este galardón, la tercera mujer consecutiva que logra el Princesa de las Letras y la novena en sus cuarenta años de historia tras Siri Hustvedt, Fred Vargas, Margaret Atwood, Nélida Piñón, Fatema Mernissi, Susan Sontag, Doris Lessing y Carmen Martín Gaite. Y entra a formar parte de una nómina donde también figuran Richard Ford, John Banville, Leonardo Padura o Antonio Muñoz Molina por nombrar algunos escritores que han recibido esta distinción recientemente.

Este es el sexto galardón que se ha fallado en esta 40ª edición de los galardones, durante la cual han sido distinguidos con este reconocimiento los sanitarios españoles por su lucha contra la Covid-19; los compositores John Williams y Ennio Morricone; el economista Dani Rodrik; la Feria del Libro de Guadalajara y el Hay Festival, y el deportista Carlos Sainz.

POEMA DE ANNE CARSON: «Todo lo que se sabe de Gerión»
Amaba los relámpagos Vivía en una isla Su madre era
Ninfa de un río que corría hacia el mar Su padre una herramienta
De corte dorada Los antiguos escolios dicen que Estesícoro dice que
Gerión tenía seis manos y seis pies y alas Era rojo y
Su extraño ganado rojo despertaba envidia Llegó Heracles y
Lo mató por su ganado
También al perro
Anne Carson